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El mundo de las músicas étnicas dirige su interés a las composiciones de los gitanos del este de Europa

Desde que Emir Kusturica tradujera a imágenes sus costumbres y modos de vida en El tiempo de los gitanos, este pueblo nómada, y sistemáticamente maltratado a lo largo de la historia, ha luchado por lograr el respeto de la cultura occidental. Grupos como Taraf de Haïdouks merodean por las listas europeas de world music, y el compositor Goran Bregovic ha bebido en sus formas musicales. Con el mismo título de la película de Kusturica, entre el 25 de mayo y el 4 de junio están de gira por las principales ciudades españolas cuatro formaciones esenciales para comprender la expresión musical de los gitanos del este. Las bandas escogidas son los Taraf de Haïdouks, convertidos en inesperadas estrellas internacionales; los también rumanos y bulliciosos Fanfare Ciocarlia; los Gitanos de Rajastán, llegados del norte de la India, y la macedonia Esma Redzepova -Esma por antonomasia, a efectos artísticos-, proclamada indiscutible reina de los gitanos por su personalidad absorbente y exuberante.Los Haïdouks, numerosa taraf (orquesta en romaní), no se han separado de lo que siempre fue su actividad primordial: amenizar bautizos, bodas, funerales y cosechas. Su sonido endiablado, excéntrico y voluptuoso ha conquistado audiencias muy dispares. Más acelerada aún, si cabe, es la propuesta musical de la muy bulliciosa orquesta de metales que responde al nombre de Fanfare Ciocarlia.

El talento de Esma Redzepova se ha empezado a conocer por estas latitudes a raíz de un doble recopilatorio, Queen of the gypsies, que supone su salto de las casetes de mercadillo a una discográfica internacional. Nacida en el corazón de Macedonia, en el seno de una familia miserable, la historia de Redzepova tiene algo de cuento de hadas a raíz de su encuentro con quien terminaría siendo su marido, Stevo Teodosievski, que la llevó hasta el Olympia de París. Los Gitanos de Rajastán representan la formulación más ancestral de este pueblo y de su música. Festivos, rituales y respetuosos de los clanes, estos artistas unen a sus méritos musicales una especial dedicación hacia las danzas.

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