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Entrevista:Salvador FornerDirector General de Universidades

"La autonomía no es un saco sin fondo"

Salvador Forner asume la Dirección de Universidades consciente de que las relaciones entre el Consell y los rectores no pasa por sus mejores momentos y sabe que tendrá que hacer de "mediador". Su objetivo inmediato es lograr "limar las asperezas" suscitadas por el reciente conflicto de los Estatutos de la Universidad de Valencia. Está convencido

de que las tensiones no pueden continuar. "Es hora de cicatrizar las heridas de una vez por todas", afirma.

Salvador Forner, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alicante se enteró apenas el lunes pasado, tras una conversación de aeropuerto con el presidente Eduardo Zaplana de su nuevo destino hacia la Administración del PP. Zaplana confía en que es "la persona ideal" para el cargo. Forner, que procede del campus que mantiene unas relaciones más tensas con el Gobierno valenciano, pone reparos al hablar del proyecto tecnológico de la Universidad de Alicante Med Park, critica la excesiva politización de las universidades y ofrece una visión restrictiva de la autonomía universitaria. Pregunta. ¿Qué objetivos se plantea al asumir la dirección?

Respuesta. El reto más inmediato es que se limen todas las asperezas que pueda haber y que vienen de situaciones del pasado, pero que afortunadamente se han atenuado. Todo dependerá del esfuerzo de comprensión, diálogo y tolerancia que se haga por parte tanto de la Generalitat como de las Universidades. Si no resolvemos eso siempre habrá un clima dificultoso y complicado. Es hora ya de cicatrizar de una vez por todas las heridas.

P. ¿Cómo piensa lograrlo?

R. Hay dos límites establecidos, uno es el legislativo, la Constitución. Algunos conflictos ya están en los tribunales y cuando éstos fallen todos deberemos acatar la sentencia sea cual sea el resultado. Primero, el respeto a las leyes como punto de partida; y segundo, cuando se está en organismos financiados con dinero público, hay que estar a lo que marcan las disponibilidades presupuestarias, además de que el reparto de recursos debe de ser proporcional y justo.

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P. A la Miguel Hernández, que se mantiene fuera del plan de financiación, se le acusa de trato de favor por parte del Consell.

R. Fue una universidad que nació en un clima muy conflictivo, y no sé si será por esto, pero yo la veo un poco como la hermana pobre. Por la información que tengo de colegas, no ha habido en absoluto lo que se pensaba en el principio de un trato de favor o inversiones millonarias. Al contrario, yo que estoy en la Universidad de Alicante me encuentro en un centro muy potente y bien dotado.

P. En los conflictos que mantienen la mayoría de universidades con el Gobierno Zaplana, ¿hay motivos de índole personal?

R. No lo sé. Sin duda, el factor humano es importante, tanto en la generación de conflictos como en la resolución. Pero, si existen, se pueden solucionar con diálogo y capacidad de entendimiento, y ceder un poco ambas partes.

P. ¿Qué trato recibe del Consell la Univeridad de Alicante?

R Dentro del Plan de Financiación se encuentra con buenos medios, siempre hay deficiencias. Pero lo más importante en la política universitaria es saber optar entre los distintos modelos de gestión, y aunque algunos puedan pensar que los objetivos no se están destinando de manera correcta, hay que reconocer que la Universidad se ha adaptado a las nuevas necesidades tecnológicas y ha hecho un gran esfuerzo.

P. A su juicio, ¿la autonomía universitaria permite realizar proyectos como el Medpark?

R. En la sociedad democrática la autonomía universitaria debe llevarse hasta las últimas circunstancias. Pero, para mí, esto no es la solución a todos los problemas. La autonomía debe ser utilizada inteligentemente en estrecha colaboración con los organismos implicados, y todavía más cuando se trata en proyectos que escapan de la función estricta del ámbito académico. Hay que actuar con cautela y debe haber un límite. La autonomía no es un saco sin fondo donde se puede invertir lo que el rector quiera.

P. ¿Cómo la define?

R Está reconocida en la LRU y otorga a las universidades libertad para organizar sus enseñanzas, seleccionar profesorado e investigar. Eso es lo básico y fundamental.

P Y la relación entre el poder político y académico ¿cómo debe ser?

R. De mutuo respeto. El poder político debe entender bien cuál es la autonomía de las universidades, no puede entrometerse en la configuración de los órganos colegiados y democráticamente elegidos. Pero la Universidad también debe ser respetuosa con el poder político respaldado en las urnas.

P. ¿Hasta qué punto la política está presente en los campus?

R. Creo que en la Universidad debe haber política, eso es legítimo, pero el terreno de la política no es la Universidad. Debe haber política en la Universidad, pero la Universidad no debe estar en la política, para eso están los parlamentos que desde ahí sale la legitimidad del poder y desde ahí se debe hacer política. Sería anacrónico que se politizaran las universidades.

P. En el caso de las universidades, ¿usted piensa que alguien puede estar haciendo política desde el rectorado?

R. Yo no lo sé, no lo creo, pero puede existir esa tentación. Aunque no se haga de manera sistemática determinadas posiciones pueden, si no ser eso, al menos dar esa imagen de politización. A veces convendría saber ponderar y ser muy prudente, de lo contrario se enrarecen las relaciones con el poder político, e incluso, con la sociedad civil.

P. Hablemos de su nueva responsabilidad. Asume la Dirección General de Universidades de la Generalitat con numerosos temas pendientes y algunos de ellos urgentes.

R. Asumo que hay muchos problemas, pero todos se pueden solucionar con buena voluntad. Además es probable que entremos en una etapa de desarrollo económico favorable, que permita reducir el déficit público y aumentar las posibilidades económicas y el gasto público en universidades hasta superar los parámetros europeos. Las propias universidades deben aprender a conseguir recursos propios. Las cosas no van a ir a peor, un buen clima de entendimiento entre las cinco universidades valencianas, una postura inteligente puede ser interesante para optimizar esta situación favorable y lo demás es diálogo y saber que uno no está sólo en el mundo

P. Y sobre la polémica de los Estatutos de la Universitat de Valencia, ¿qué piensa?

R. Es un tema complejo. El Estatuto regula la autonomía de la Universidad, pero al mismo tiempo tiene que respetar una legislación superior, como la LRU y la Constitución. El conflicto tampoco lo conozco a fondo, mi responsabilidad es semipolítica, pero ya he hablado con Pedro Ruiz, ambos somos catedráticos de Historia Contemporánea y hemos trabajado juntos. En este tema, que hay que hablar.

P. ¿Qué puede pasar ahora?

R. Aquí hay dos opciones, alcanzar un entendimiento con una nueva redacción de Estatutos que no plantee ningún problema ni suspicacia. En el caso contrario, sin dramatizar las cosas, la Universidad puede recurrir a los tribunales y ya decidirán. No pasa nada, cuando hay disparidad de criterios los tribunales resuelven. Lo ideal es no llegar a esto y alcanzar una solución negociada, aunque tengo claro que un rector se debe también a lo que le diga su comunidad.

P. ¿Cree que las universidades asumen en ocasiones un cierto papel de oposición a la política a Zaplana?

R. No le puedo responder, debo ser muy prudente, además lo que pretendo es que haya un clima de entendimiento y no debo ir con una actitud preconcebida.

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