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DEBATE DE INVESTIDURA

Aznar espeta al PNV que "dar la razón a ETA" no es la forma de lograr la paz

Luis R. Aizpeolea

José María Aznar e Iñaki Anasagasti protagonizaron ayer el debate más vivo y tenso de la jornada previa a la investidura del presidente del Gobierno. Fue una confrontación a cara de perro, en la que el peneuvista quiso justificar la permanencia de su partido en el pacto de Lizarra como fórmula para lograr la paz en Euskadi y como consecuencia del incumplimiento del Estatuto de Gernika por parte tanto del Gobierno del PP y de los Ejecutivos anteriores. Pero se topó con un Aznar contundente que rechazó que "dar la razón a ETA" sea la vía para acabar con el terrorismo. Aznar cuestionó, incluso, las pretensiones pacifistas del PNV y aclaró que no reanudará el diálogo con este partido mientras no deje Lizarra.

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El portavoz del PNV hizo una descalificación muy seria del Estatuto de Gernika al señalar que "no ha servido para encauzar la identidad vasca". Argumentó su tesis en que los Gobiernos centrales uniformizaron el Estado de las autonomías, legalizaron la LOAPA y vulneraron el contenido específico del Estatuto a través de las Leyes de Bases. Según Anasagasti, el Estatuto "ha generado frustración porque los Gobierno han querido dejar Euskadi en un sano regionalismo".El portavoz peneuvista también descalificó al pacto de Ajuria Enea, que excluía a Herri Batasuna, como fórmula para alcanzar la paz y defendió la permanencia en el pacto de Lizarra, foro de todos los partidos nacionalistas, y la vía propuesta por el lehendakari Juan José Ibarretxe: una mesa de partidos, incluida HB, en la que se debata la posibilidad de ejercer el derecho a la autodeterminación.

Anasagasti defendió esta propuesta no tanto en clave activa como pasiva, esto es porque "ETA tiene capacidad probada para seguir matando" y porque "no estamos dispuestos a seguir así otros 40 años". Acusó al Gobierno Aznar de "no ofrecer ninguna alternativa" al pacto de Lizarra y de aplicar exclusivamente la vía policial. "Al final no se resuelve el encaje entre Euskadi y el Estado", señaló Anasagasti.

También adoptó un tono victimista, al señalar que el PNV es "vilipendiado e incomprendido" por su permanencia en Lizarra, llegándose a vincular "Lizarra con violencia" y acusó a Aznar de "inmovilismo" y de "no haber aprovechado la oportunidad de paz que ofreció la tregua de ETA". Situó al PNV entre "el maximalismo etarra y la inflexibilidad del Gobierno", parafraseando al obispo Uriarte.

La réplica de Aznar fue firme y sin concesiones. Comenzó su intervención dirigiéndose a Anasagasti con una pregunta: "¿Qué hace falta que ocurra para que entiendan que su estrategia, la del pacto de Lizarra, ha fracasado?".

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Aznar enumeró a renglón seguido los tres asesinatos cometidos por ETA tras la ruptura de la tregua. Recordó cómo HB no sólo no ha condenado lo atentados, sino que ha abandonado las instituciones mientras el PNV mantiene su colaboración con el pacto de Lizarra.

Después negó que el Gobierno hubiera incumplido sus compromisos con el PNV. Recordó como había renovado el concierto económico en la anterior legislatura y devolvió su acusación a los nacionalistas. "Han cometido ustedes una deslealtad histórica al quebrar el consenso que tenían los vascos con el Estatuto", espetó a Anasagasti. También acusó al PNV de "tratar de engañar" a la opinión pública con el pacto de Lizarra. "Tenemos serias dudas sobre de qué lado están ustedes y qué es lo que pretenden con su presencia en el pacto de Lizarra", dijo. Con ello, el candidato del PP insinuó que el PNV pretendía conseguir réditos políticos por la presión violenta de ETA. Y volvió a señalar con rotundidad: "ETA no se va a cobrar un precio por dejar de matar".

Aznar dijo que la paz en el País Vasco no se conseguiría por la fórmula "de dar la razón a ETA" y calificó de "imposible" la posición en que se había situado el PNV.

Negó también que su Gobierno hubiera sido inmovilista durante la tregua. Recordó la apertura del diálogo con la banda terrorista; el acercamiento de más de un centenar de presos a las cárceles vascas y el programa de regreso de los exiliados.

Aznar concluyó que fue ETA quien no quiso la paz. E insistió en que la paz "no se conseguirá dando la razón a los terroristas. Es más, sería la quiebra del Estado de derecho".

Tensión entre los antiguos socios y presión de HB

El enfrentamiento entre José María Aznar e Iñaki Anasagasti confirmó no sólo las malas relaciones entre el Gobierno del PP y el PNV, sino que adquirió un tono tan tenso que hará muy difícil el retorno a la armonía entre ambas formaciones en un futuro. Fue un debate tenso, de profunda controversia en el que los antiguos socios hablaron claro y que fue seguido por la Cámara con gran expectación. Fue sin duda el debate de la jornada de ayer.Las descalificaciones fueron rotundas por ambas partes, si Anasagasti acusó a Aznar de "inmovilista" y de actuar "más como un jefe de policía que como un político", el presidente del Gobierno en funciones replicó que el PNV ha cometido una "deslealtad histórica", de "victimismo" y de "desvarío xenófobo" en alusión, en este último caso al reciente discurso de Xabier Arzalluz en el Aberri Eguna.

El mayor punto de tensión del debate llegó cuando Anasagasti trató de demostrar que no había otra salida distinta para la paz en Euskadi que una fórmula de diálogo que integre a Herri Batasuna, como es el pacto de Lizarra.

En esta tesitura, el peneuvista caricaturizó la situación y llegó a provocar a Aznar espetándole que, si no tenía otra alternativa ilegalizase a HB, prohibiera su periódico, declarara el Estado de excepción en Euskadi, eliminase políticamente a Ibarretxe y declarase a Vizcaya y Guipúzcoa provincias traidoras. Estas palabras de Anasagasti le ganaron una fuerte bronca de los escaños del PP y provocaron un indisimulado gesto de malestar en Aznar.

Por su parte, Euskal Herritarrok, la marca electoral de HB, pidió ayer en un comunicado al PNV y a EA que "aclaren" si respaldan, "hasta las últimas consecuencias", la construcción nacional "o si van a optar por seguir legitimando las imposiciones antidemocráticas de los estados español y francés. "Los vascos queremos estar en París y Madrid con voz propia, como pueblo, no como partidos políticos en permanente fuera de juego. Por ello criticamos la actitud del PNV y EA, pues entendemos que han cometido un error acudiendo y dando legitimidad al Congreso en las actuales circunstancias de falta de democracia para Euskal Herria". EH insta a que "inviertan todo su caudal en la construcción nacional", al tiempo que asegura que la "gran labor" de la Cámara baja "ha sido fiel reflejo de la negación y el no respeto a la palabra de los vascos".

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