Las aves buscan hueco en Torrevieja

En una ciudad abigarrada donde los adosados se multiplican sin cesar, el padrón de habitantes crece vertiginosamente, el parque automovilístico aumenta hasta límites insospechados, y donde hay que darse un buen madrugón para poder colocar la toalla y el parasol en la playa, aún queda hueco para que 122 especies de aves aniden y se reproduzcan en libertad. Por insólito que parezca, ese es el número de pájaros que habitan en las lagunas saladas de La Mata y Torrevieja, inmortalizadas y fielmente dibujadas en una cuidada guía práctica que acaba de editar el Ayuntamiento torrevejense.En el humedal se distinguen cuatro grandes grupos de aves: las sedentarias, como los gorriones, las cogujadas, los estorninos negros o la currucas cabecinegras; las estivales, que en invierno emigran a África, como las alzacolas, pagazas piconegras, golondrinas y aguiluchos cenizos; migrantes, del tipo de las limícolas, correlimos, currucas tomilleras o papamoscas cerrojillos; e invernales, como los zampullines cuellinegros, zorzales comunes, estorninos pintos o petirrojos. ¿Cuánto tiempo aguantarán la presión de la urbe? Según Alejandro de la Vega, coordinador de la guía y director del parque natural, es fundamental ordenar el uso público del espacio por la tremenda presión humana estival. No obstante, De la Vega considera que "tras unos años de olvido" se ha dado un "paso muy importante" en la consolidación del parque natural. "Debemos seguir trabajando para consolidar la vegetación y la fauna", señala.

La guía del parque, editada a través del Instituto Municipal de Cultura Joaquín Chapaprieta, ayuda a "conocer mejor las aves que habitan en el parque y a conservar este espacio natural y su entorno", resalta el alcalde de la población, el popular Pedro Ángel Hernández Mateo, quien presume de que en el humedal se observan algunas especies únicas en Europa.

El parque natural de las Las Lagunas de La Mata y Torrevieja es uno de los 38 humedales que existen en España incluidos en el convenio Ramsar, firmado en la ciudad iraní de ese nombre en 1971 en la convención sobre humedales de importancia internacional como hábitat para las aves acuáticas. España se adhirió a ese convenio en el año 1982.

La guía pretende ser un instrumento de fácil manejo para la localización de las distintas especies. El manual sigue un proceso desde lo general hasta el detalle, de forma que el observador, tras avistar un ave con ayuda de unos prismáticos, puede fácilmente localizarla en el libro. En él se detalla el estado de conservación de cada especie, tanto en la Comunidad Valenciana como en España y en Europa.

Algunas de las aves que anidan en las lagunas saladas se encuentran en peligro de extinción en España, como el águila pescador. Otras, como el aguilucho lagurero, apenas se reproduce ya en la Comunidad Valencia, y en España está considerada como "vulnerable".

A pocos kilómetros, en el parque natural de las Salinas de Santa Pola, se concentran estos días unos 5.000 flamencos, el ave más emblemática de ese paraje, igualmente protegido. Además, desde el museo se pueden apreciar con catalejo patos cuchara, porrones comunes, patos colorados, cercetas pardillas, avocetas, cigüeñuelas, chorlitejos y otras aves acuáticas. Un espectáculo para los amantes de la naturaleza y un ejemplo de coexistencia entre el uso de explotación salinera y la conservación del medio.

Este parque está igualmente incluido en el convenio Ramsar y, además, es considerado como una zona de especial protección para las aves. Más de 8.000 personas lo visitaron el año pasado. Dispone de un centro de información e interpretación.

Junto a él, un ruidoso parque de atracciones y la carretera nacional 332 amenazan la tranquilidad de la zona.