"En España he encontrado mi voz"
Aunque parezca un cálculo imposible, David Broza tiene el alma dividida en tres mitades: una hebrea, una estadounidense y una española. Este guitarrista y cantautor está considerado en Israel como una de las grandes figuras de la canción. Su posterior triunfo en Estados Unidos lo ha llevado a compartir escenario en ocasiones con artistas como Bob Dylan, Van Morrison o Sting, y no como telonero (en Madrid sí lo fue al año pasado con el irlandés), sino como parte de un cartel con doble reclamo, y ahora se ha propuesto encontrar en España un lugar que lo acerque a sus años, los que vivió aquí, con su primer disco en español, Isla Mujeres."Viví en España desde los 12 hasta los 18 años", recuerda. "Después fui a Israel a hacer lo que tenía que hacer en ese momento: tres años de servicio militar. No volví a España en más de 20 años, salvo por visitas de dos o tres días, de paso. ¿Por qué vuelvo ahora? Podría contar muchas anécdotas, pero lo esencial es que he vuelto porque ha llegado el momento en que me siento preparado para hacerlo", dice Broza en un castellano con muy poco acento.
Primeras experiencias
"Soy israelí. Una cultura y una lengua que son para mí como la leche del pecho de mi madre. Nací en un país joven en el que se habla todo el día de la importancia de esa cultura. Pero pasé mis años más importantes en España; aquí tomé mi primer vino a los 14, di mi primer beso, descubrí la guitarra, la pintura, aprendí a entender a Nietzsche y a Marx con un profesor trotskista, hice viajes en autoestop; en fin, viví todas las grandes experiencias. España me entró por los pies, hasta los huesos, y se quedó en mi alma", confiesa.
La música de su formación también la descubrió en aquellos años. "Aquí crecí escuchando rock americano. El rock es un mundo, un planeta que se apodera de ti y te controla. Escuchar a Dylan, Doors, Hendrix, el folk de Joni Mitchel, te va dejando una filosofía en la cabeza".
"Hasta los 22 años me consideraba pintor. La música era algo secundario. Por eso, quizá, me sorprendió tanto el éxito enorme que tuve en Israel después de mi tercer álbum. Como nunca había pensado en hacerme músico, me faltaba mucha experiencia. A los 26 saqué el disco de homenaje a Serrat, Manzanita y la música española, y fue el boom. Pero yo no soy un artista al que le guste la fama; prefiero quedarme en la sombra. Puedo tocar ante un público esnob y también para un taxista. De un día para otro, me convertí de un cantautor comprometido a cantar temas de amor como La mujer que yo quiero, Un ramito de violetas, Inés se fue a la mar, de García Lorca, temas que pertenecen a la vida cantada en metáforas", relata. "Por eso decidí aprender un poco más de eso y fui a Estados Unidos con mi familia. Y ahí entendí que la música, como cualquier cosa que haga en mi vida como artista, debía ser parte de un viaje. España me abrió al apetito del viaje, y todavía lo tengo. Me faltaba algo. Siempre supe que tenía que juntar el rockero americano con el hebreo y el español. Eso es lo que soy".
Con estos cambios de país parece que David Broza huyera del éxito, pero él lo desmiente. "No tiene nada que ver con eso", dice; "yo tengo ya una agenda de conciertos y sólo el tiempo dirá si ella me lleva al éxito. Pero lo que yo me propongo es otra cosa, vital para mí. Es algo que estoy descubriendo ahora. Desde que publiqué este disco en español es la primera vez en mi vida que me siento lleno, satisfecho, sereno, contento, en el sentido más amplio de la palabra. He cumplido algo".
En el paulatino regreso de Broza a España ha dado muestras de una fuerza expresiva fuera de lo normal. "Soy muy enérgico. Me quemo por dentro. Sé que me meto en un sitio increíble cuando canto", confiesa este hombre que destrozó su guitarra en una de sus presentaciones en Madrid.
"Todo lo que he hecho en mi carrera me ha traído a este punto. A veces me preguntan cómo me siento por haber conocido a Van Morrison, a Dylan, a Paul Simon, a Sting. Y no soy arrogante, pero ellos eran sólo una piedra que tenía que saltar para llegar adonde estoy. Nunca salí de mi camerino para hablar con ellos. Sabía que eso no significaba nada, no es lo que estoy buscando. Estoy buscando mi voz, y ésa es la historia de este disco".
Los temas incluidos en este disco son adaptaciones al español de otros temas de Broza realizadas por Fernando Polaino (Los Lunes). "Han quedado muy bien las letras, aunque me cuesta un poco cantarlas en español. Nunca antes pensé en traducir las canciones y puse todo en manos del productor Alejo Stivel, que las escogió. La cuerda que me permitió venir y sentir que podía cantar en español fue Jorge Drexler. Nos hicimos amigos y nos encerramos una semana en El Escorial y escribimos ocho temas. Allí encontré mi voz en español".
En el disco se incluyen varios temas de aquéllos, más uno de Javier Ruibal (Isla Mujeres, letra y música), Jaime Anglada y Joaquín Sabina, que es autor de las estrofas de Conocí a una mujer.
"Siempre he trabajado con colaboraciones y poesías; yo sólo hago la música. Trabajo tanto eligiendo las letras que, si borramos quién escribe qué, diría que canto mi vida. Porque cuando canto algo es porque lo he vivido o porque le encuentro el humor suficiente como para asumirlo como mío. Soy un intérprete, pero un intérprete apasionado".
Babelia
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