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RESUELTO EL ENIGMA DE CÓMO PODÍA SER NAVEGABLE HASTA EL SIGLO XIV

Dos geógrafos prueban que el Turia medieval desembocaba cerca del nuevo cauce en Pinedo

Los ingenieros hidráulicos que desviaron el Turia en los setenta por un nuevo cauce hormigonado al sur de Valencia para evitar riuades devastadoras como la de 1957 no sospechaban que estaban recuperando la desembocadura medieval del río. Un estudio científico elaborado por dos geografos de la Universidad de Valencia prueba que, al menos, hasta la época islámica las aguas del Turia salían al mar cerca de Pinedo. La investigación resuelve el enigma sobre cómo podía ser navegable el río y revela que la ciudad se relacionaba con el mar y L'Albufera a través de Russafa.

Seiscientos años después, por un guiño del destino, el río Turia ha recuperado su vieja desembocadura cerca de Pinedo. Así lo demuestra la investigación científica sobre la evolución de su cauce a lo largo de los últimos siglos efectuada por dos profesores del Departamento de Geografía de la Universidad de Valencia, Pilar Carmona y José Miguel Ruiz.Los resultados de sus estudios sedimentológicos y geomorfológicos integrados en cartografía digital -que serán publicados en breve en un libro titulado Geoarqueología y Cuaternario Litoral- demuestran que hasta la segunda mitad del siglo XIV el cauce del Turia no llegaba a El Grau ni desembocaba en la zona portuaria. Todo lo contrario: a la altura del Parc Oceanogràfic, el lecho medieval del Turia se inclinaba aún más hacia el sur y serpenteaba a través de la huerta de La Punta para enfilar hacia el mar al norte de Pinedo. Muy cerca de la desembocadura del nuevo cauce del Plan Sur.

Los geógrafos hallaron el rastro del cauce abandonado del Turia cuando investigaban porqué la huerta de La Punta está más elevada que los terrenos contiguos. "Tras analizar la tierra ", detalla Carmona, "descubrimos que se trata de una cresta aluvial, una prominencia del terreno formada a lo largo de los siglos por la deposición de sedimentos cada vez que el Turia se desbordaba".

Pero, ¿por qué abandonó el Turia su cauce ancestral de La Punta y se encamino hacia El Grau y Natzaret? Los geógrafos también achacan esta avulsión (cambio de trayectoria fluvial) a las constantes crecidas. "Al ir depositando sedimentos junto a sus márgenes cada vez que se desbordaba, el río quedó más elevado que sus riberas y su lecho se fue encenagando con la acumulación de sedimentos", comenta Ruiz. Hasta que, en las últimas décadas del siglo XIV, el cauce estaba tan elevado y rellenado que el agua apenas podía circular. En esa época, además, la corriente había perdido parte de su fuerza y su caudal, por la ampliación de la red de acequias. "De modo que, coincidiendo con alguna crecida", prosigue, "el río debilitado y encenagado abandonó el cauce y se desvió hacia el terreno más deprimido de El Grau". Tienen indicios de que este cambio de cauce se produjo en la segunda mitad del siglo XIV.

El descubrimiento de aquel cauce medieval permite resolver con datos científicos un enigma que intrigaba a geógrafos, historiadores y arqueólogos: ¿Cómo podían navegar las embarcaciones desde la desembocadura del Turia en Natzaret hasta los embarcaderos romanos e islámicos hallados junto a las Torres de Serranos y la plaza de Tetuán? Hasta la fecha, los investigadores no se lo explicaban porque la fuerte pendiente del cauce en El Grau demostraba que en aquella época el río no podía ser tan caudaloso que lo hiciera navegable.

Sin embargo, al demostrar que el Turia cruzaba la huerta de La Punta, todas las piezas del rompecabezas encajaron por fin en su sitio y el enigma quedó resuelto. Los geógrafos detallan que, a lo largo de La Punta, el río podía ser navegable porque tenía menos pendiente y el cauce era más estrecho. "Al desviarse a El Grau, el río se arrambló y dejó de ser navegable", sentencian.

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La vieja desembocadura en Pinedo también explica los numerosos restos navales romanos que hallados por los submarinistas en esa playa y los moluscos fluviales encontrados en el subsuelo del cauce medieval.

Arqueología en La Punta

Esta investigación abre un nuevo debate sobre el valor de la huerta de La Punta amenazada por la construcción de la Zona de Actividades Logísticas portuarias. "Hasta ahora, se pensaba que sólo era una zona de huerta normal, pero hemos descubierto que era la salida fluvial más antigua de la ciudad, desde la fundación romana hasta la Edad Media; el patrimonio y la información que se conserve de aquellas épocas debe estar allí", asegura Carmona y propone un nuevo estudio arqueológico de La Punta.

Pero, sobre todo, este trabajo da un vuelco a la concepción de la Valencia medieval: no es que viviera de espaldas al mar, sino que se relacionaba con los recursos del mar y L'Albufera a través de Russafa y los caminos que partían de este poblado, "la fachada marítima más antigua de la ciudad". Porque "El Grau y el puerto actual no existieron hasta que los creó Jaume I porque el río ya no era navegable", insiste José Miguel Ruiz.

Esta teoría explica, en su opinión, que no se hallan localizado en El Grau restos de la rápita orationis (torre vigía de las desembocadura fluvial), citada en el Llibre del Repartiment. Carmona y Ruiz afirman que esta rápita estaba en Pinedo y creen saber dónde: en la alquería del Brosquil. "Esto", les dijo el anciano dueño de la alquería señalando unos restos de argamasa, "era una torre vigía de los moros, mi padre se cayó de ella cuando era pequeño".

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