El Imserso abrirá en Fuencarral el primer centro público español especializado en lesiones cerebrales
El Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (Imserso) abrirá en Fuencarral, en la primavera de 2001, el primer centro público español especializado en la rehabilitación de lesionados cerebrales graves. Así lo asegura Héctor Maravall, director general de este organismo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Maravall matiza que en una primera fase el servicio "tendrá carencias médicas" debido a la falta de colaboración del Insalud, reacio a crear nuevos centros estatales en una comunidad autónoma como Madrid, que recibirá pronto las transferencias sanitarias.
Cada año, unas 10.000 personas sufren daños cerebrales graves en España; la mayoría son jóvenes víctimas de accidentes de tráfico. Los avances de la medicina permiten salvar la vida cada vez a más afectados. Pero, tras superar el coma, la batalla para recuperar las capacidades mentales perdidas es ardua y requiere de una atención interdisciplinar y especializada, que, según las asociaciones de familiares de afectados, ahora "escasea". El centro construido en Fuencarral, entre las calles de Sanjenjo y Alfredo Marqueríe, se encargará de ese cometido. Sus potenciales usuarios son los 2.000 afectados anuales por lesiones graves que no se recuperan en el hospital, pero que podrían conseguirlo con una atención especializada que no pueden pagar de forma privada.
Ana Chicharro, presidenta de la Federación Española de Daño Cerebral (Fedace), explica: "Así como la atención médica a los afectados hasta que salen del coma no tiene que envidiar a la de ningún país de Europa, no ocurre lo mismo con la rehabilitación". "En España sólo existen centros especializados privados, a los que acude gente con dinero o también aquellos a los que les costea la atención una mutua o aseguradora. El número de plazas concertadas es muy bajo y, aunque es verdad que la red pública presta una rehabilitación ambulatoria, la atención resulta inadecuada porque no es interdisciplinar. Eso hace que personas que podrían recuperar facultades queden inútiles", apostilla.
El Imserso hace un diagnóstico de la situación similar y por eso ha diseñado el dispositivo de Fuencarral. El problema es que el instituto preveía que 40 de los 176 trabajadores del centro, los de formación médica, los aportase el Insalud a través de un convenio que, tras varias negociaciones, finalmente no se va a firmar. "Eso supone que en un principio la atención no será del todo satisfactoria, pero intentaremos suplirla con algún concierto con el hospital Ramón y Cajal", añade.
"El Insalud no quiere crear un centro de carácter estatal, al que vendrían pacientes de toda España, justo en la legislatura en que va a transferir a la Comunidad de Madrid las competencias sanitarias", asegura Maravall. La presidenta de Fedace matiza que el ministro de Sanidad en funciones, José Manuel Romay Becaría, se comprometió a colaborar en la creación de este centro de Fuencarral en el congreso de daño cerebral celebrado en junio de 1999. Sin embargo, aun sin la colaboración inicial del Insalud, es partidaria de que el centro se abra porque "es mejor que nada".
El director general de atención especializada del Insalud, Rafael Matesanz, reconoce que en un principio se barajó la idea de colaborar en la apertura del centro de rehabilitación especializada para lesionados cerebrales de Fuencarral. "Pero la desechamos porque nos pareció más adecuado destinar a ese fin una decena de plazas del hospital de parapléjicos de Toledo, y es lo que vamos a hacer en menos de seis meses", añade.
Matesanz explica que la tendencia del Insalud es no abrir más centros estatales, "porque ahora son las comunidades autónomas las que crean recursos territorializados para su población". "Otra cosa es que lleguemos a algún concierto de plazas con el centro de Fuencarral para derivar allí a pacientes atendidos en Toledo", apostilla.
Atisbo de esperanza
"Además, tampoco la demanda es tan fuerte porque hay bastantes casos con pocas posibilidades de recuperación. Es lógico que la familia se agarre a cualquier atisbo de esperanza, pero son los neurólogos los que valoran cada caso", concluye Matesanz.
Chicharro discrepa: "Ignoramos cuántos lesionados podrían recuperarse porque no les damos la atención adecuada. Ya decía Hipócrates, el padre de la medicina, que no hay daño cerebral demasiado leve para ser ignorado ni demasiado severo para perder las esperanzas".
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