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El Macba revisa al alza la noción de arte cinético

El movimiento no sólo se demuestra andando. Al menos así parece deducirse de la exposición Campos de fuerzas. Un ensayo sobre lo cinético, inaugurada ayer en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), que pretende dotar de mayor amplitud al concepto de cinético aplicado a la creación artística. La exhibición, la primera colectiva de tesis programada por el director del centro, Manuel Borja-Villel, permanecerá abierta hasta el 18 de junio.

"Uno de los objetivos de esta exposición es el intento de reescribir un mapa diferente del arte del siglo XX", afirmó ayer Borja-Villel, quien destacó la importancia de situar en diálogo obras de artistas aparentemente divergentes. "Algunos de ellos son conocidos. Otros no tanto. La idea que les une es el concepto de obra abierta, de tensión, de ligar la materia con el pensamiento", añadió. Con esta exposición se quieren realzar unos trabajos que, más allá del simple movimiento mecánico, pusieron en el periodo de 1920 a 1970 las bases de muchos de los conceptos que baraja el arte actual que tienen que ver con la idea de participación del espectador, de vacío, de luz como materia, de sonido y transformación.Otra de las líneas que desarrolla la exposición es la presentación conjunta de artistas europeos y suramericanos. "Las coincidencias de muchas de las obras que podemos contemplar en la exposición entre artistas europeos y suramericanos no nos debe extrañar. Yo mismo tuve de profesor en la escuela de arte a Lucio Fontana", explicó el artista argentino Julio Le Parc. Fontana, nacido en Argentina y formado en Milán, actúa en la exposición como perfecta conexión entre los creadores de ambos continentes.

El comisario de la exposición, Guy Brett, afirmó: "El lenguaje del movimiento en el arte contemporáneo no ha sido difundido. De hecho, los museos no han mostrado demasiado interés por este tipo de obra". Esta revisión al alza del arte cinético empieza con los clásicos. De Marcel Duchamp podemos ver Rotoreliefs (1935), un aparato rotatorio con discos intercambiables y capacidad hipnótica. "Este aparato lo presentó en una especie de congreso de inventores con la voluntad de venderlo. A nadie le interesó", explicó Brett. En la misma sala pueden contemplarse los móviles de Alexander Calder y un singular mecanismo para dibujar automáticamente de Jean Tinguely, que, junto a diversos artilugios totémicos, combina en Variaciones para dos puntos (1958) el efecto físico con una cierta delicadeza lírica.

La selección de las piezas ha sido realizada teniendo en cuenta la expresión poética del movimiento, no el simple juego de las leyes físicas. Así, en la exposición, tras dos exquisitas piezas móviles de Leandre Cristòfol, se hace un alto en la delicadeza de las obras de Pol Bury, en las que el movimiento sugiere un lienzo en el cual la pintura se pusiera a danzar. Frente a este trabajo se hallan las piezas de Gerhard von Graevenitz, autor que agazapa tras la plástica un sutil desplazamiento. Pero donde la capacidad hipnótica del movimiento se hace más evidente es en la obra Liquid reflections (1967), de Liliane Linj, presentada en un habitáculo oscuro. Esta pieza la componen tres círculos de metacrilato sobre los que ruedan bolas del mismo material produciendo una bella y relajante visión.

También en un espacio oscuro se exhiben, con una gran sensación de anticipación histórica, dos trabajos de los primeros sesenta de Julio Le Parc en los que la luz tiene un protagonismo compartido con el movimiento. La artista italiana Grazia Varisco, que ayer se hallaba en Barcelona, reconoció la conexión de varios grupos de artistas que desde diversos países proponen un discurso similar. La obra que exhibe utiliza la densidad del mercurio para sugerir el cambio y la transformación.

Dibujo y movimiento

La exposición, que hace hincapié en el componente cinético del dibujo, presenta también las obras del catalán Joaquim Llucià. De Grecia ha llegado el trabajo de Takis, basado en las fuerzas magnéticas, que utiliza asimismo el neozelandés Len Lye, del que también se exhiben dos películas animadas. La animación se completa con los filmes de James Whitney.

Además se exhiben en Campos de fuerzas los trabajos de Hans Haacke, Yves Klein, Soto, Sol Lewitt, Georges Vantongerloo, Piero Manzoni, Gordon Matta-Clark, Lászlo Moholy-Nagy, Hélio Oiticica, Lygia Clarck, Dieter Roth y Gutai, entre otros artistas.

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