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Una exposición reúne en Madrid la Cataluña oscura de Nonell

Elsa Fernández-Santos

Isidre Nonell (1872-1911) cantaba flamenco mientras pintaba. Dibujante, ilustrador y pintor, su obsesión por el color le llevó a centrarse en muy pocos temas que repetía constantemente. Entre ellos, los tristes perfiles de gitanas, figuras marginales y oscuras que fueron rechazadas por sus contemporáneos -"causan repulsión", afirmó un crítico de la época-, pero que le convirtieron en el principal artista catalán posterior al modernismo. Una exposición en la Fundación Cultural Mapfre de Madrid (Avd. General Perón, 40) reúne desde mañana 103 obras del artista. La exposición, que viaja desde el Museo de Arte Moderno de Barcelona, permanecerá hasta el próximo 18 de junio. De las obras destaca un gran número que pertenecen a colecciones privadas y que desde hace años permanecían ocultas.

Hijo de un fabricante de fideos, Nonell -que falleció a los 38 años víctima del tifus- sintió una extraña fascinación por los afectados de cretinismo, una enfermedad degenerativa propia de las zonas montañosas muy cerradas, donde los familiares se casaban entre ellos. Nonell solía subir al valle del Boi, afectado por cretinismo, para esbozar las escenas de los seres deformes que habitaban allí. Esos dibujos los expuso en París, donde situaron al artista catalán en la órbita de Goya.

Nonell no logró el reconocimiento hasta muy poco antes de su repentina muerte. Una gran exposición retrospectiva organizada en una galería de Barcelona. En ella se observaba como el pintor no sólo había dejado los colores oscuros por los claros, sino que había dejado su monotema de los rostros y perfiles humanos por unos alegres bodegones.

La comisaria de la muestra, Cristina Mendoza, y la conservadora del Museo de Arte moderno de Barcelona, Mercé Doñate, destacaron ayer la singularidad de este pintor, sobre el que llegaron a escribir: "Los más impulsivos piden para él la horca o la cárcel, los pacíficos se extrañan de que le hayan recluido en una casa de salud, y los más benévolos se contentan con que se le cierren todas las puertas y se quemen sus obras".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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