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Reportaje:

Una sociedad exprimida

Cristina Vázquez

Medifrost se creó en 1994 en Bigastro para elaborar y comercializar zumo congelado, un producto con gran potencial según todos los estudios de la Unión Europea. Surgida con el apoyo de las Administraciones públicas se consideró entonces un polo de desarrollo económico para esta zona desindustrializada del interior de Alicante. Cinco años después, la sociedad, tras continuos cambios accionariales, se ha visto obligada a sanear sus cuentas e intenta consolidar su producción original. Cuando en 1997 se incorpora el grueso de empleados a Medifrost (la recepción de incentivos públicos exigía la creación de puestos de trabajo) la producción eran en su mayoría ensayos, según fuentes de la empresa. Medifrost había recibido el año 1995 una subvención de 100 millones de pesetas de incentivos autonómicos y Arturo Chappate, socio de una asesoría especializada en la fusión y absorción de sociedades y con intereses en la construcción, presidía la sociedad.

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Tensiones accionariales

Isidoro Morales, accionista y ex responsable de una empresa de congelación de Valladolid, se hizo cargo de la gestión de la empresa sin que la planta superara con éxito los ensayos de producción de zumo congelado, de ahí que variara su estrategia hacia la elaboración de conserva vegetal. La cámara de congelación hubo de modificarse en varias ocasiones ante los defectos del inicio, lo que explica las dificultades y los retrasos en la producción. Finalmente, después de varios millones de pesetas invertidos, la cámara se sustituye por otra nueva, explican las mismas fuentes.

Otro de los accionistas fundadores de Medifrost, Vicente Mira, ligado años atrás, a Avidesa, sustituye a Isidoro Morales en la gerencia y presenta un plan industrial para la sociedad. Los contratos fijos se reconvirtieron en fijos discontinuos y la inversión se concentró entonces en una máquina para la elaboración de gránulos o perlas de zumo congelado, un producto inédito en el mercado. La sociedad cuenta ya entonces con nuevos accionistas mayoritarios, Dirk y Ursula Busse, clientes del bufete de abogados de los De Miguel. Éstos entran en Medifrost en 1996. Precisamente, Luis y Julio de Miguel, ahora presidente de Bancaixa, se incorporan al consejo de Medifrost a instancias de sus clientes con una participación minoritaria - el primero continúa en la sociedad y el segundo la abandonó cuando accedió en 1998 a la presidencia de la caja de ahorros-.

En esta segunda etapa, la compañía de Bigastro llegó a un preacuerdo con Mercadona para distribuir el zumo congelado a través de sus supermercados, pero la compañía de Juan Roig desistió por "la falta de seriedad" de la compañía, según un portavoz de la empresa de distribución. La multinacional Unilever también se interesó por las instalaciones de Medifrost para una de sus gamas de sus productos, pero los contactos tampoco prosperaron.

La empresa de Bigastro vuelve a intentarlo con la producción de conserva vegetal o congelada, pero el proceso de descapitalización exige nuevas inversiones y la suspensión de empleo de algunos empleados. El nuevo socio mayoritario de Medifrost, el tercero desde su creación, Ricardo Climent, que entró en la sociedad tras comprar la participación a los alemanes en 1998, impulsa un nuevo plan industrial. Este empresario, administrador de varias iteuves (inspección técnica de vehículos) en España, accede a Medifrost de la mano de Vicente Mira y Arturo Chappate, los dos únicos socios que permanecen en la sociedad desde su creación.

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En todo este periodo, la Administración (Generalitat, Ministerio de Economía, el fondo europeo Feoga Orientación y el Impiva) han concedido a Medifrost cerca de 430 millones de pesetas en subvenciones. La sociedad tardó dos años más de lo previsto en cumplir con las condiciones exigidas para el cobro de los fondos públicos: tener más de 268 millones de fondos propios y crear y mantener 44 empleos. En cuanto al endeudamiento, los préstamos con entidades de crédito ascendían a finales de 1998 a 1.251 millones de pesetas, según el registro mercantil. Unos 500 millones de pesetas fueron concedidos por el Instituto Valenciano de Finanzas y otros 400 por un grupo de tres bancos (Bancaixa, Banesto y el Banco de Alicante) -los dos créditos tienen como garantía las hipotecas sobre los terrenos y las instalaciones-.

Fuentes próximas a la empresa aseguran que Climent lleva invertidos 2.000 millones de pesetas en la sociedad durante el último año y medio. Él mismo explicó el pasado miércoles a este diario, en conversación telefónica, que la compañía había remontado el impasse e incluso aseguró que Medifrost tenía en estos momentos un pedido de 9.000 millones de pesetas con avales del Cesce. Y el principal activo de la sociedad, la elaboración de perlas de zumo seguía intacto.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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