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El FMI certifica el buen momento económico y augura un crecimiento del 4,25% este año

La economía mundial y las condiciones financieras mejoraron de forma "impresionante" tras las crisis de 1997 y 1998 y van a seguir haciéndolo en el 2000, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que prevé para este año un crecimiento global en torno al 4,25%, 0,7 puntos más que en octubre pasado. España seguirá en racha, con un crecimiento del 3,7%, medio punto superior al promedio de la UE. El único nubarrón podría venir, según el FMI, de que un intento de enfriar el fuerte crecimiento estadounidense fuera mayor del tolerable y provocara una reacción en cadena.

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La crisis de los años 1997 y 1998 generada en Asia y en otras economías emergentes es cosa olvidada y la fuerza de la recuperación desde entonces supera todas la expectativas, según el informe de prospectiva del Fondo Monetario Internacional, presentado ayer en Washington con motivo de la reunión de primavera del Fondo y del Banco Mundial. Para el año pasado se predijo un crecimiento del 2,2% en la economía mundial y ha resultado ser del 3,3%. Para el año en curso se calcula que esa tendencia alcista va a seguir y que el crecimiento rondará el 4,25% cuando en octubre pasado se preveía el 3,5%. Para 2001 prevé un aumento del 3,9% frente al 3,1% de octubre. El Fondo incluso adelanta que podría ser mayor, dada la fuerza que está mostrando la economía estadounidense y la posibilidad de que la recuperación en Europa sea más vigorosa de lo estimado. La mejora es general para todo el mundo, con excepciones de Japón y África en su conjunto.

La economía estadounidense ha sido el motor que ha tirado de todo el sistema, ayudada por una inflación baja que ha hecho posible que la Reserva Federal, pese a los repetidos incrementos de tipos en los últimos meses, se haya movido con una cautela que ha sido muy buena en un marco de alta demanda interna. "Lo ideal sería que esa demanda se rebajara un poco, hasta el 3%, y que creciera la demanda en el resto del mundo", decía ayer Michael Mussa, director del Departamento de Investigación del FMI en la presentación de su informe.

Mussa percibe que la tensión inflacionista de EEUU está contenida artificialmente por el control salarial y por los precios de la materias primas y aventura que esa contención acabará por desaparecer. Sería la hora de la acción para la Reserva Federal y su presidente, Alan Greenspan. "La intervención de la Reserva Federal se necesita y llegará, pero cuánta será la intervención es lo que no se puede saber", señaló Mussa.

Petróleo

El precio del petróleo se ha más que doblado en los últimos 12 meses, pero ello no ha afectado a la economía mundial por dos razones: porque a principios de 1999 estaban en unas cotas bajísimas y porque esa energía no es tan importante ahora como hace 30 años, según subraya el Fondo.

Es más, los nuevos precios han permitido sanear sus cuentas a muchos países y el compromiso del mes pasado de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) hará posible una producción que estabilizará los precios de los carburantes.

Los mayores desequilibrios económicos y financieros que percibe el Fondo tienen que ver con los desajustes en la cuenta corriente de Estados Unidos (muy deficitaria), y los grandes superávits en Japón y, en menor medida, en la zona del euro. La debilidad de esta divisa con respecto al dólar también contribuye al riesgo al crear una volatilidad que podría inducir movimientos en los mercados y en los flujos de capitales con potenciales efectos sobre los tipos de cambios.

Un tercer motivo de preocupación es la alta valoración de las Bolsas en todo el mundo, que, a los ojos del Fondo Monetario Internacional, es fruto de unas expectativas de rendimientos futuros alentadas por el ejemplo de EE UU que podrían no hacerse realidad.

La economía mundial se ha visto muy beneficiada por el fuerte crecimiento norteamericano, reconoce el FMI, pero de Estados Unidos también podría venir la sacudida en caso de que ese crecimiento produzca inflación y con ella alzas en los tipos de interés, menores ingresos y severas correciones en los mercados bursátiles y en los tipos de cambio, según el Fondo. En ese caso, el cuadro para 2001 dibuja una caída en la demanda interna, una recesión suave y menor crecimiento en el resto del mundo.

Perspectivas para España

Las perspectivas para la economía española siguen siendo buenas, en opinión del organismo, con un crecimiento probable este año en torno al 3,7% y del 3,4% en 2001. El informe señala al respecto que los pronósticos para España "están en línea con los objetivos marcados por las autoridades en su Programa de Estabilidad".

Para el conjunto de la UE, el crecimiento será del 3,2% y podría ser mayor, según Fleming Larsen, número dos de Mussa, si en el Viejo Continente hubiera una reforma y mayor dinamismo y flexibilidad en el mercado de trabajo.

En línea con este argumento de Larsen, Mussa comparó Estados Unidos con Europa y explicó que en el año 1980 había un 5% más de promedio en la relación de población empleada con respeto a población adulta al otro lado del Atlántico y que ahora la diferencia de ese mismo promedio se ha disparado hasta alcanzar el 15%.

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