La policía de Barcelona detiene a seis personas por la paliza mortal a un joven en la Villa Olímpica
La policía detuvo en la madrugada de ayer a seis jóvenes acusados de participar en la brutal paliza que el pasado 1 de abril costó la vida a Carlos Javier Robledo Peña, de 22años, cuando salía de un local de copas en el barrio de la Villa Olímpica de Barcelona. Los seis detenidos, de entre 18 y 25 años, no pertenecen a ningún grupo skin head, como se había afirmado inicialmente. "Fue una gamberrada que acabó en asesinato", afirmó ayer el juez encargado del caso. La policía busca a otros seis jóvenes que ya están identificados y a los que se acusa también de participar en la mortal agresión.
La Jefatura Superior de Policía de Barcelona mantuvo ayer un gran hermetismo sobre el caso, aunque precisó que las detenciones practicadas eran 6 y no 12, en contra de lo que habían informado fuentes judiciales en un primer momento. Las seis detenciones se produjeron en el barrio de la Mina, en el término municipal de Sant Adrià de Besós, colindante con Barcelona. La pista que llevó a la policía hasta los presuntos asesinos fueron las huellas dactilares halladas en el capó del vehículo de la víctima. Ninguno de los detenidos tenía antecedentes penales, pero sí habían sido detenidos en alguna ocasión por la policía por delitos menores. Entre los seis detenidos figuran dos hermanos con conocimientos en artes marciales y que podrían haber empleado estas técnicas en la agresión mortal a Robledo.
Los dos amigos que acompañaban a la víctima el día del crimen y que pudieron escapar de sus agresores no los habían podido identificar con certeza ante la policía ni en la declaración que prestaron ante el juez el pasado domingo.
Incautación de botas
La operación policial se inició sobre las 5 horas de ayer y finalizó dos horas y media después. En los domicilios de los detenidos la policía se incautó de las botas de los sospechosos, que serán analizadas de manera detallada para comprobar si tienen restos de sangre y, caso de hallarlos, si podrían pertenecer a la víctima.
El amplio dispositivo de los agentes de la Unidad de Intervención Policial en el barrio de La Mina no sorprendió a la vecindad, pues pensaba que se trataba de una de las habituales redadas antidroga que se producen en la zona. La Mina es una zona estigmatizada desde su creación por la delincuencia y el tráfico de estupefacientes que desde hace años tiene pendiente un plan de rehabilitación integral por parte de la Generalitat de Cataluña. En este tiempo se ha planteado incluso la necesidad de derruir el barrio por completo y construirlo de nuevo.
El magistrado Adolfo Fernández Oubiña, instructor del caso, recordó ayer el argumento de la película La naranja mecánica, para explicar que el móvil del crimen no es otro que la utilización de la violencia gratuita sobre una víctima elegida al azar. Del mismo modo, descartó que los detenidos pertenezcan a un grupo de cabezas rapadas: "No hay ningún móvil de robo ni similar. Se trata de unos incipientes gamberros que acabaron como asesinos", aseguró. También elogió la labor del Grupo de Homicidios de la policía de Barcelona y recordó que "algunos de ellos llevan varios días sin dormir".
Tres de los seis detenidos declararon ayer ante la policía, y el resto lo hará hoy. Los abogados de algunos de ellos se negaron a desvelar sus declaraciones alegando un inexistente secreto de sumario. Para mañana, jueves, está previsto que los seis detenidos pasen a disposición judicial. El juez encargado del caso ha abierto dos procedimientos por este mismo caso. Uno de ellos se tramitará por el procedimiento de la Ley del Jurado y se refiere al delito de asesinato del que fue víctima Carlos Javier Robledo, vecino de Santa Coloma de Gramenet. El otro procedimiento es un sumario por asesinato en grado de tentativa y robo, del que fueron víctimas las dos personas que acompañaban a Robledo antes de que se produjera la paliza. Ambos fueron examinados el pasado domingo por un forense, que les apreció lesiones causadas por la agresión.
Satisfacción de la familia
La tardanza de la policía en detener a los supuestos autores del crimen fue censurada con dureza el pasado sábado por la familia del fallecido al término del entierro. Ayer, sin embargo, y tras conocer las detenciones, los mismos familiares se felicitaron por la actuación policial, al igual que diversas instituciones.
La muerte de Robledo movilizó hace unos días a las diversas administraciones catalanas, que el pasado fin de semana pusieron en marcha la llamada Operación After-hours, con el objetivo de controlar el estado de los locales y salas de fiesta de la Vila Olímpica, muy frecuentados la noche del viernes y sábado y cuya problemática había sido denunciada reiteradamente por los vecinos de la zona. La actuación conjunta de las administraciones se saldó con 172 inspecciones en otros tantos locales y 52 denuncias impuestas por la Guardia Urbana por diversas irregularidades administrativas: desde superar los horarios permitidos hasta admitir mayor número de personas de las que caben en el local, pasando por puertas de salida de emergencia semibloqueadas por cajas de bebidas y otros objetos.
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