Un camino lleno de desafíos para llegar a los Juegos de 2004

El nuevo Gobierno griego que surja de las urnas, sea cuál sea el ganador final, se enfrentará en los próximos años con una agenda cargada de desafíos que sólo culminará con los Juegos Olímpicos de Atenas del año 2004. Para empezar, deberá realizar numerosas reformas estructurales para adecuar a Grecia a la nueva política económica común de la Unión Europea, esbozada en la reciente cumbre de Lisboa, y profundizar en las buenas relaciones con el archienemigo turco, que fueron inauguradas el verano pasado a raíz de los terremotos que sacudieron a ambos países, y deben concretarse en Chipre y en el Egeo, así como desarrollar su influencia política en la estabilización de los Balcanes. Ambos temas son parte del consenso establecido entre el Pasok y Nueva Democracia y, aunque han estado clamorosamente ausentes de la campaña electoral, serán decisivos en el futuro inmediato.En el frente puramente interno, el nuevo Ejecutivo tendrá que hacer un esfuerzo para reformar a fondo la educación y la sanidad públicas; acortar la distancia tecnológica con sus socios europeos -aún es muy pequeña la penetración de Internet-; dar una solución al creciente problema de la inmigración -Grecia es uno de los países de la UE con mayor porcentaje de ilegales-, y atajar de una vez por todas su atraso histórico en materia de infraestructuras que deberá empezar con la finalización de las obras del nuevo aeropuerto de Atenas. En el verano del año 2004, Grecia estará bajo el foco de la atención mundial.