Está desolado
FRANCESC DE P. BURGUERA
El presidente Zaplana está desolado. ¡Vaya por Dios! El presidente Zaplana no sabe con quién hablar. No sabe a quién de la oposición debe dirigirse para tratar de temas tan importantes como la financiación, el AVE, la constitución de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, la reforma del Estatuto... ¡Pobre presidente! "Me siento desolado", se lamenta compungido, "por la ausencia de interlocutor y la ausencia de diálogo, como debe existir entre Gobierno y oposición". Luego resulta que no es así, que cita a los dos representantes de la oposición, Moreno (PSPV) y Ribó, para hablar de estas cuestiones, y cuando acuden al Palau de la Generalitat resulta que el presidente se encuentra en Tortosa en compañía de Jordi Pujol. A quien, por cierto, le confiesa su desolación y preocupación por la actitud de los socialistas y de Esquerra Unida para llegar a un acuerdo por lo que se verá obligado a cambiar la ley para resolver el conflicto él solo. Claro que si cuando la oposición acude a dialogar y tratar de llegar a un acuerdo, el presidente no está en casa... ¿qué se puede hacer? Los representantes que acudieron al Palau criticaron esta ausencia. ¡Nunca lo hubieran hecho! Esta crítica, según el presidente Zaplana, es un "juego pueril". A la oposición, dice "sólo le preocupa el teatro y la escenificación". Nuestro presidente preocupado por sacar adelante todos los importantes proyectos pendientes mientras la oposición se dedica a cultivar el arte de Talía. Así no vamos a ninguna parte.
¿Y qué me dicen de la Universidad de Valencia y sus estatutos? Dos años y medio, nada menos que ¡dos años y medio!, ha dedicado el presidente Zaplana y su Consell a estudiar detenida y minuciosamente esos estatutos. Tanto ha sido su interés en el estudio que se ha pasado el plazo que tenían para contestar a la Universidad, lo que ha provocado el silencio administrativo con lo cual, el rector, Pedro Ruiz, dando por buenos sus Estatutos, ha pedido su publicación en el Diario Oficial de la Generalitat. Pero no. Después de dos años y medio de un estudio exhaustivo, el presidente Zaplana y el consejero Tarancón, han encontrado una "pega": el artículo 167.4, referente al dominio del valenciano, no es aceptable. El tiempo dedicado al estudio minucioso de los estatutos, ¡ha valido la pena! Ese artículo, que se ha tardado dos años y medio para interpretar lo que dice, hay que modificarlo. Porque, según el presidente Zaplana, "no contribuye al engrandecimiento de la Universidad". ¡Qué buen presidente tenemos! ¡Cómo procura por nosotros! Que Dios le pague su interés por nuestra Universidad. Luego tenemos, sin embargo, que ese artículo ya fue aprobado en 1985 y el consejero Tarancón, según el rector, no lo interpreta correctamente, ¡después de dos años y medio de estudio!
Tenemos un presidente que no nos lo merecemos. Frente a una oposición que se dedica al teatro y una Universidad que no "contribuye" a su propio "engrandecimiento", tenemos los valencianos un presidente, no sólo liberal y demócrata sino, además, sabio. Ya lo dijo Quintiliano en su De institutione oratoria: "Qui stultis videri eruditi volunt, stulti eruditis videntur". ¡Alabado sea el Señor!
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