La inútil polémica de los interinos
Desde hace algún tiempo este periódico viene recogiendo cartas a favor y en contra de una posible estabilización laboral definitiva de los profesores interinos de Enseñanza Media. A mí, que por razones familiares y personales tengo relación con todos los colectivos implicados, tal polémica sólo puede parecerme absurda: todos tienen razón, pero nadie admite las razones de los otros. Los funcionarios que han pasado por el embudo de las oposiciones se agarran a motivos de puro agravio personal para desestimar los méritos objetivos de experiencia de los interinos. Los opositores sin plaza se resisten a reconocer las razones que asisten a profesores que llevan hasta 10 años dando clases, es decir, ocupando de hecho un puesto de trabajo, mientras que ellos no pasan de ser posibles aspirantes a plaza, y como si la eliminación de los interinos se la asegurara. Por último, los interinos deben de admitir los lógicos intereses de los opositores sin trabajo, y su preocupación por que la entrada a saco de los interinos bloquee por años el acceso a la Enseñanza a otros licenciados para los que la misma supone prácticamente la única salida.¿Entonces no hay culpables? Por supuesto que sí: la Consejería de Educación, que ha permitido la acumulación de 15.000 a 17.000 interinos y se ha servido de ellos durante años. A ella le toca solucionar el problema teniendo en cuenta los legítimos intereses de todos los implicados, ya sea mediante cupos de promoción interna reservados a los interinos, o por baremos que reconozcan sus méritos docentes aunque de una manera que no les asegure automáticamente la plaza, cosa que por otra parte se ha hecho y se hace en otras parcelas de la Administración (por ejemplo, la Universidad) sin que nadie se rasgue las vestiduras por ello.- José A. Navarro. Sevilla.
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