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Kohl celebra su 70º cumpleaños con el dolor de sentirse como "un monstruo"

Pilar Bonet

Convertirse en "una especie de monstruo" después de haber sido el "centro de grandes homenajes" en noviembre pasado, con ocasión del décimo aniversario de la caída del muro de Berlín, es un "cambio de decorado que resulta muy difícil de soportar". Éste era el triste análisis que hizo ayer Helmut Kohl, artífice de la reunificación alemana, a una emisora privada de Berlín en la única entrevista en su 70º aniversario.

Kohl, que es víctima del escándalo de las finanzas clandestinas de la Unión Cristiana Democrática (CDU), insistió en que su palabra de honor está por encima de todo y reiteró que asume las consecuencias. El ex canciller dijo que sentía "agradecimiento", y no "amargura", y confesó que su esposa y sus hijos sufren más que él su situación desde que se negó a revelar los nombres de los donantes clandestinos. En Berlín, un portavoz del Ministerio del Interior alemán confirmó ayer que en 1990, antes de la unificación alemana, el Gobierno de la RFA había dado orden de destruir documentos procedentes del servicio de escucha telefónica de la Stasi (el Servicio de Seguridad del Estado de la RDA).

El diario Berliner Zeitung informó ayer de que el Gobierno alemán había sacado transcripciones de escuchas telefónicas de políticos de la República Federal de Alemania de los archivos del Ministerio del Interior de la RDA y las había trasladado a los archivos de la Oficina de Defensa de la Constitución en Colonia. El traslado se hizo contando con la autorización del entonces ministro del Interior de la RDA, Peter-Michael Diestel. Responsable de la destrucción de los documentos fue el entonces ministro del Interior de la RFA, Wolfgang Schäuble. Como fuente, el Berliner Zeitung cita las actas de una reunión de la comisión de asuntos internos del Bundestag (Cámara baja del Parlamento federal) de 1991.

En los archivos de la Stasi que quedaron en el territorio oriental del país hay muchos documentos procedentes del servicio de espionaje telefónico aún por descifrar. Los políticos alemanes siguen debatiendo sobre el uso que puede hacer de ellos la comisión parlamentaria que investiga el asunto de las cuentas clandestinas. El ex canciller celebró su cumpleaños en privado y en paradero desconocido. A lo largo de la mañana, los regalos se fueron amontonando junto a la garita donde se apostan los policías que vigilan el domicilio de Kohl. Cartas, telegramas y botellas de vino eran testimonio del respeto que los alemanes profesan todavía al excanciller.

Entre quienes le felicitaron efusivamente se contaban el ex presidente norteamericano George Bush y el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov, así como el ex ministro de Exteriores de Alemania Hans-Dietrich Genscher.

En una entrevista televisiva que se difundirá el jueves, Wolfgang Schäuble, el presidente cesante de la CDU, expresa su esperanza de que "la verdad se pondrá algún día sobre la mesa", y, aludiendo a Kohl, se refería a un clima de "intrigas" con "elementos delictivos".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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