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Primera muestra en Andalucía de las esculturas de Julio González

Margot Molina

Julio González, el inventor de un "arte nuevo de dibujar en el espacio", según sus propias palabras, es el protagonista de la muestra que se inaugurará mañana en la sala Chicarreros de la Caja de San Fernando, en Sevilla. Por primera vez se mostrará en Andalucía una retrospectiva del escultor, uno de los grandes de la vanguardia histórica española. Las 37 obras de Julio González (Barcelona, 1876-Arcueil, París, 1942), entre esculturas y dibujos, pertenecen a la colección del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).

Algunas de las piezas claves en la trayectoria de Julio González, como Mujer sentada I (1935), Cabeza ante el espejo (1934) o Los enamorados (1932-1933), podrán admirarse en esta muestra junto a los estudios en papel de las que surgieron. La comparación entre escultura y dibujo, realizados en pastel, lápiz y tinta en torno a los mismos temas, completa la visión de la obra del artista.Juan Manuel Bonet, director del Instituto Valenciano de Arte Moderno y comisario de la exposición, ha seleccionado dibujos fechados entre 1928 y 1939; mientras que las esculturas abarcan desde 1890 hasta finales de la década de los treinta. En total son 37 piezas que podrán verse en la sala Chicarreros hasta el próximo 26 de abril.

González aprendió a trabajar los metales en el taller de orfebrería de su padre y ya en 1892 obtuvo junto a su hermano Joan una medalla de bronce en la Exposición de Chicago y otra, en el mismo año, en la de Artes Aplicadas de Barcelona. Pero esos objetos que realiza junto a su hermano, y con los que el arquitecto Antoni Gaudí decoraba su estudio, están aún a medio camino entre el arte y la artesanía.

Julio y Joan González se trasladaron a Paris en 1900, un cambio decisivo en su carrera porque fue en la capital francesa donde conocieron a Picasso, Manolo Hugué y Torres-García. Fue el mismo Picasso quien motivó el cambio más importante en su trayectoria. A partir de su encuentro con el artista malagueño, Julio González comenzó a definir el espacio a través de barras de metal e introdujo en sus piezas formas orgánicas con referencias figurativas.

Pero su gran aportación al arte fue la utilización del hierro en la escultura, material al que aplicó la técnica de soldadura autógena que había aprendido en la fábrica de automóviles donde trabajó durante la Primera Guerra Mundial y que transmitió, a su vez, al Picasso escultor. Julio González, que antes había utilizado bronce fundido y cobre repujado, encontró el material ideal para sus piezas a los 50 años. Es entonces cuando define sus esculturas de hierro como "un arte nuevo de dibujar en el espacio". Juan Manuel Bonet explica que es a partir de 1935 cuando el artista consigue transformar el espacio en un material más.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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