La reunión entre Clinton y el presidente de Siria no consigue desbloquear las negociaciones de paz
Por tercera vez en menos de seis años, el presidente estadounidense, Bill Clinton, intentó convencer al presidente sirio, Hafez el Asad, para que se sentase a negociar un acuerdo de paz con Israel, resolviendo de esta manera uno de los núcleos fundamentales del conflicto de Oriente Próximo. La cita de ayer en Ginebra entre Clinton y Asad no logró desbloquear por sí sola las negociaciones de paz entre Israel y Siria porque sigue habiendo diferencias significativas, según reconoció anoche el portavoz de la Casa Blanca, Joe Lockhart, tras la reunión de los mandatarios.
"Es aún imposible predecir cuándo se reanudarán las conversaciones, ya que hay considerables diferencias", declaró Lockhart, quien, a pesar de todo, consideró que la entrevista entre los presidentes estadounidense y sirio había sido "útil" para el proceso de paz. Lockhart insistió en que la reunión no debía considerarse un fracaso, ya que había sido una "oportunidad para clarificar directamente las necesidades de ambas partes". Por su parte, el portavoz de la presidencia de la república siria, Gebrane Kurié, declaró anoche que Israel continúa poniendo obstáculos a la reanudación de las negociaciones de paz. Los dos jefes de Estado se reunieron a las tres de la tarde en Ginebra, se dieron la mano e intercambiaron sonrisas y frases de cortesía, pero no hablaron a los periodistas. Aunque aparecieron rodeados de sus colaboradores, enseguida pasaron a un nivel más restringido en el que sólo estuvieron acompañados por sus responsables de Exteriores, la secretaria de Estado Madeleine Albright y el ministro Faruk al Shara, según informaron fuentes sirias. "Deseamos una paz justa y duradera en nuestra región que ponga fin a la ocupación y restituya la tierra ocupada a sus propietarios legítimos, pero Israel constituye un obstáculo", afirmaba Asad en un mensaje que ayer publicaba la prensa siria. Tanto los medios de comunicación sirios (oficiales) como los funcionarios israelíes y estadounidenses intentaron durante la jornada rebajar las expectativas despertadas por la cumbre.
Clinton trató de convencer por primera vez a Asad para que participara en el proceso de paz en 1994, en el mismo hotel de Ginebra donde ayer se encontraron los dos estadistas. Aquellas primeras conversaciones, poco después de la firma de los Acuerdos de Oslo, culminarían dos años más tarde con las negociaciones de Wye River entre israelíes y sirios, que quedaron congeladas en noviembre de 1996, tras el asesinato del primer ministro israelí Isaac Rabin.
La llegada al poder en Israel de la derecha Likud con Benjamín Netanyahu, abrió un largo paréntesis en los contactos entre sirios e israelíes, que empezó a ser desbloqueado en un momento y un lugar histórico: la ceremonia del entierro del rey Husein de Jordania, en Ammán, en febrero de 1999. Hafez el Asad y Bill Clinton se encontraron allí, para hablar por segunda vez del proceso de paz.
Las gestiones del presidente Clinton dieron sus frutos diez meses más tarde, el pasado diciembre, tras la llegada al poder en Israel del laborista Ehud Barak. Israelíes y sirios reanudaron el diálogo. Esta última tentativa duro poco menos de un mes. El pasado 10 de enero, inesperadamente los representantes del régimen de Damasco decidieron no acudir a las reuniones de Shepherdstown, en Estados Unidos, ante la negativa del Ejecutivo hebreo de dar garantías por escrito de sus intenciones de retirarse de los altos del Golán, ocupados por Israel desde junio de 1967.
Clinton, que en estos últimos meses ha mediado en los contactos secretos entre Siria e Israel, ha logrado un principio de compromiso entre ambos sobre algunos de los puntos más delicados: la retirada de Israel de los altos del Golán y el abandono de los centros de escucha del monte Hermón.
Pero para los sirios no es suficiente. Piden más garantías, al tiempo que reivindican el trazado de las fronteras de 1967, ni un metro menos.
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