"En España, los solidarios somos más y mejores que los racistas"
Tomás Calvo Buezas es antropólogo y especialista en xenofobia. Dirige el Centro de Estudios sobre Migraciones y Racismo y representa a España en la comisión del Consejo de Europa para la lucha contra el racismo.Pregunta. ¿Qué retos tiene Europa en la lucha contra el racismo?
Respuesta. Algunos europeos temen lo desconocido y proyectan ese miedo contra los inmigrantes. Eso es aprovechado por la ultraderecha que, formalmente democrática, favorece el recelo al extranjero. Los inmigrantes se convierten en chivos expiatorios. Por eso la lucha contra el racismo en Europa es la defensa de la democracia, del gobierno de la mayoría que debe respetar a las minorías políticas, culturales, religiosas y lingüísticas. Ahí es donde está el desafío democrático del siglo XXI.
P. ¿Cree que España es racista?
R. La mayoría de los españoles apuesta por la solidaridad. El problema es que hay que demostrar ese discurso público antirracista cuando vienen los conflictos. En los sucesos de El Ejido, por ejemplo, lo preocupante no fue que un grupo de violentos incendiaran casas o comercios, sino que hubo una masa que no hizo nada por evitarlo.
P. ¿Qué lleva a una comunidad a comportarse de esa manera?
R. Había dos comunidades segregadas que convivían mal. Una de ellas sin vivienda, sin asistencia sanitaria, sin sus familias, en un nicho de pobreza, de explotación, en el que es fácil que surja un loco, un delincuente. Del otro lado están los agricultores, que se enriquecieron rápidamente pero que no sé el nivel de cultura y tolerancia que han desarrollado. En ese ambiente es muy fácil que estalle una chispa.
P. ¿Cómo solucionar esa situación?
R. Hace falta previsión. Los inmigrantes no pueden vivir en condiciones miserables, sin servicios culturales, sociales ni religiosos. No se puede permitir que estén indocumentados, hay que regularizar su situación. La responsabilidad la tienen los españoles, ciudadanos y poder público, pero también la comunidad inmigrante. Si se les pagan salarios justos tendrán que hacer un esfuerzo para vivir dignamente, aunque ahorren menos. Se necesitan esfuerzos de cada parte.
P. ¿Son conscientes nuestros políticos de la dimensión del problema?
R. Creo que sí, con matices. La discusión de la ley de extranjería, que es mejor que la de 1985 y ha supuesto un gran avance, se convirtió en una batalla. Convirtieron un problema de estado en una lucha partidista. Los inmigrantes eran secundarios. Lo importante era vencer al enemigo político.
P. ¿Cómo ve usted el futuro en la lucha contra el racismo?
R. Yo estoy esperanzado, pero con una actitud militante en la lucha contra el racismo y en la solidaridad. Creo firmemente que en España los solidarios somos más y mejores que los racistas.
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