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Nuria Barrios exalta las pasiones urbanas en 'El zoo sentimental' Manuel Vicent afirma que la autora "empieza a tener voz propia"

Manuel Vicent elogia de Nuria Barrios (Madrid, 1962) una de las cualidades más difíciles de alcanzar para un novelista: "Que empieza a tener voz propia", dijo al presentar el segundo libro de la escritora, El zoo sentimental (Alfaguara). Nueve relatos en los que, con una mirada sexual y algo surrealista de las cosas, exalta las pasiones que surgen de "la realidad doméstica de los urbanitas", afirmó Barrios.

La escritora, que debutó en 1998 con Amores patológicos, ha creado ahora en El zoo sentimental un particular bestiario en donde se sirve de unos cuantos animales para retratar una atmósfera de pasiones humanas. Cada uno de los relatos comienza con la definición de un animal. Pero no es un diccionario sentimental. "Ninguno de estos animales es protagonista, pero están ahí como pequeños espejos, son animales que habitan con el hombre y que éste ve como proyecciones suyas", dijo la escritora y periodista, que utiliza un estilo muy directo para retratar la caótica realidad. Entremezclados ("es difícil encontrar un sentimiento en estado puro"), sensaciones, deseos, fantasías, dolor y terror aparecen como animales que el hombre debe domar y vigilar si no quiere convertirse en su víctima, a juicio de Barrios. Pero el libro también refleja ese juego del hombre con sus pasiones domesticadas, que en el momento más inesperado "se pueden convertir en fieras que nos trastocan la vida", añadió la autora, que busca con su literatura "turbar" al lector.

Fondo salvaje

"Quería que los relatos aparecieran como superficies en calma que esconden remolinos, que el lector vislumbre lo que se esconde debajo del agua en calma". Así, hombres y mujeres muestran en El zoo sentimental las grietas de la rutina, "el oscuro instinto que late tras la mansedumbre".

Nuria Barrios, que invirtió un año en escribir este libro que presentó el martes, ha elegido como escenarios aeropuertos (como nidos de desesperados), clínicas de fecundación (donde el sueño más difícil se hace realidad), pueblos de veraneo (lugares de iniciación de los adolescentes), playas desiertas y garitos nocturnos. Y en cada relato aparece una mención a la Biblia, algo que, según la escritora, no era premeditado. Pero la Biblia es un filón: "El cristianismo forma parte no sólo de nuestra educación espiritual, sino social, e impregna el lenguaje, los ritos. Y ese juego entre lo grotesco y lo espiritual me parece muy rico. Me gusta constatar ese fondo salvaje cargado de violencia, lujuria, codicia y crueldad".

Manuel Vicent, que acompañó a la escritora en la presentación de El zoo sentimental, echó mano de la ironía y dijo: "Nunca se sabe los animales que uno lleva dentro". Luego destacó las potentes imágenes y metáforas que impregnan los nueve relatos de El zoo sentimental, "y que iluminan al lector en la viscosa realidad", su carga explosiva de sueños y palabras y las transgresiones eróticas. Y acabó diciendo que la visión del mundo de Nuria Barrios "tiene ya una huella digital".

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