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Enfrentamientos entre policías y refugiados tras la visita papal

El verdadero baño de masas de la jornada de ayer lo recibió el Papa en el campo de refugiados de Deheisha, una instalación provisional en su día que se ha convertido con el tiempo en un asentamiento fijo donde viven 12.000 personas. Pero tras la visita del Pontífice estallaron graves enfrentamientos entre policías y refugiados palestinos. La radio estatal israelí informó de que varios agentes fueron heridos a pedradas. Los policías dispararon al aire para dispersar a los alborotadores que, según fuentes palestinas, protestaban ante la falta de una mención explícita en el discurso del Pontífice a su derecho a regresar a sus hogares.Antes de que estallaran los enfrentamientos, el Papa hizo un recorrido breve por las calles de Deheisha a bordo del papamóvil, entre el entusiasmo de miles de personas, muchas de ellas jóvenes y niños, que le acogieron poco menos que como a su salvador. De los muros del patio de la escuela preparatoria, donde se concentraron los notables de la comunidad para recibir al obispo de Roma, colgaban pancartas cuidadosamente confeccionadas, en las que podían leerse cosas como "la Media Luna y la Cruz nos unen", "tenemos un sueño" y "el derecho al regreso es sacrosanto".

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Pero el Papa fue recibido también con las palabras de un orador poco diplomático, Assad Abdul Rahman, miembro del comité ejecutivo de la OLP para los refugiados, que pronunció un durísimo discurso en el que acusó a Israel "de mantener la política de confiscación forzada de bienes y derechos" con un único objetivo: "Crear una entidad próxima exclusivamente a los judíos, un Estado judío puro", que "sólo producirá más violencia".

Victoria política

El Pontífice no pestañeó. A su lado, Yasir Arafat escuchaba sonriente, satisfecho de la victoria política que ha significado para la causa palestina, y para sus más de tres millones de refugiados, la gira de Juan PabloII. La visita a Deheisha era el penúltimo acto de los previstos por el Papa en tierra palestina, que concluyó con un nuevo encuentro con Arafat. El presidente palestino mostró su agradecimiento a Wojtyla poco menos que condecorándole.

Después de estrechar lazos con el mundo árabe, Juan Pablo II dedicará la jornada de hoy por entero a Jerusalén y al mundo judío. Pero el acto masivo por excelencia de todo el viaje será la misa prevista para el viernes en el monte de las Bienaventuranzas, en Galilea, un acto que ha traído a Israel también al arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, y al que asistirán más de 10.000 jóvenes españoles.

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