El PSOE acusa al PA de utilizar el presupuesto de Sevilla para presionar en la negociación con Chaves

El portavoz del grupo Socialista en el Ayuntamiento de Sevilla, Emilio Carrillo, acusó ayer a sus socios de Gobierno, los andalucistas, de "utilizar como instrumento de presión" la aprobación de los presupuestos municipales para 2000, con el objetivo de influir en la negociación que se está llevando a cabo -entre PSOE, PA e IU- para formar el Gobierno de la Junta. La acusación de Carrillo responde a las declaraciones de los andalucistas que negaban acuerdo alguno para sacar adelante los presupuestos ya que el PSOE no les había facilitado el desglose de gastos de sus delegaciones.

Jornada de confusión y desmentidos en el Ayuntamiento de Sevilla. El portavoz del PSOE, Emilio Carrillo, salió ayer triunfante de la comisión de Gobierno donde el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, había dado cuenta del borrador de los presupuestos para el año 2000. Carrillo afirmó que la negociación de los presupuestos había quedado "desbloqueada" y su aprobación sería "antes de Semana Santa". El portavoz del PSOE no quiso enumerar la partida de gastos por delegaciones ya que "quedan algunos flecos por ajustar" pero dio las cifras globales: 67.000 millones de pesetas, que con la cantidad destinadas a las empresas municipales alcanzaría 100.000 millones. Para el capítulo de inversiones se destinarían 15.500 millones.

Carrillo subrayó que tras "diez días de negociaciones arduas" con los andalucistas, se solventaron las "discrepancias" y "los presupuestos marchaban sobre ruedas". "Ya no hay enfrentamientos entre ambos partidos, tan sólo requerimientos de algunas concejales a la delegación de Hacienda para aumentar sus partidas en algunos capítulos", explicó el portavoz socialista.

Minutos después la portavoz municipal del PA, Paola Vivancos, tiraba por tierra las declaraciones de Carrillo. Ni negociaciones ni desbloqueo ni presupuestos sobre ruedas. Vivancos comentó que en la documentación aportada por el PSOE se incluía la Oferta de Empleo Público y la estimación de ingresos, pero que faltaba el desglose del gasto de las áreas que dirigen los socialistas.

"Hasta que no tengamos la documentación completa no nos sentaremos a negociar", indicó la portavoz del PA. Negó que hubiera algún tipo de negociación los días precedentes y no se atrevió a dar una fecha sobre la aprobación de las cuentas del consistorio para el presente año. A preguntas de los periodistas, Vivancos insistió en que la postura de su grupo no tiene nada que ver con las negociaciones entre PSOE, PA e IU para conformar el Gobierno autonómico.

Asombro e indignación

Las declaraciones de la portavoz andalucista causaron, primero, asombro y, más tarde, indignación e incomprensión en los concejales socialistas. Carrillo reprochó el "doble juego" de los andalucistas, que según su versión, habían mostrado una "voluntad palpable" para sacar adelante los presupuestos en la comisión de Gobierno. El concejal del PSOE acusó al PA de utilizar como "moneda de cambio" las cuentas del Ayuntamiento "para obtener contrapartidas" en otras instituciones, "en una lamentable puesta en escena ante los medios". "Han convertido los presupuestos en un instrumento de presión para conseguir sus intenciones en la Junta", dijo.

El portavoz socialista avisó a sus socios en el consistorio sevillano: "No estamos dispuestos a entrar en este juego. El trabajo va a continuar con los plazos que se ha acordado en la comisión. El próximo martes el documento presupuestario estará finiquitado".

Los grupos municipales de la oposición -PP e IU- criticaron negativamente a los partidos que gobiernan el consistorio. La portavoz de IU, Paula Garvín, afirmó que no se había presentado los presupuestos antes por "la ceremonia electoral". "Sevilla está esperando algo tan importante para la ciudad por las diferencias entre PSOE y PA", recriminó Garvín.

La portavoz del PP, Carmen Diz, manifestó: "Es inadmisible que se utilice el presupuesto como moneda de cambio para el Gobierno andaluz. Hasta que éste no esté constituido no se va a aprobar".

Ambas portavoces coincidieron en calificar las cifras globales como "poco progresistas".