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V República 2ª bis

El gaullista Jacques Chirac, presidente de Francia, y su jefe de Gobierno, el socialista Lionel Jospin, han comenzado a pelearse por el alma de la V República. Y de esa trifulca puede derivarse una nueva práctica política, en torno a la cual los dos colaboradores y adversarios se miden ya, tomándose su tiempo, ante las elecciones presidenciales, previstas para junio del 2002.Parecía una verdad revelada que el general De Gaulle, fundador de la V República francesa en 1958, se había hecho fabricar una constitución a la medida, que le confería los poderes propios casi de una monarquía tradicional, aunque electiva. Como presidente de su república De Gaulle era el poder por antonomasia, y, sobre todo, aquello que hacía referencia a la política exterior procedía de su olímpica persona. Era lo que dio en llamarse el domaine reservée de la presidencia.

Jospin, sin embargo, en un reciente viaje a Oriente Próximo, ha puesto en tela de juicio ese presunto axioma, reclamando para sí el derecho a fijar, como establece la constitución, "la conducción de la política nacional". Porque, no sólo como es bien sabido, no hay en el texto magno referencia alguna a ese dominio reservado, sino que una lectura actual del mismo, cuando la sombra del general ya no es tan alargada, revela que era bastante menos presidencialista de lo que entonces quiso creerse.

Aunque De Gaulle se reservó poderes decisivos, constitucionalistas franceses parecen coincidir en que la función de la presidencia está pensada más para el arbitraje que la dirección exclusiva, salvo en situaciones de emergencia, y, en todo caso, sus funciones como "garante de la independencia nacional, de la integridad del territorio, del respeto de los tratados, y jefe de los ejércitos" precisan siempre de la ratificación del Jospin de servicio. Fue el propio De Gaulle, con su inmenso peso sociológico, persuadido de que no necesitaba atrincherarse en constitución alguna, quien presidencializó tous azimuts la primera magistratura francesa, bien es verdad que a favor del hecho de que nunca tuvo que convivir con un jefe de Gobierno que no fuera de su partido. El primer resistente francés no necesitaba reservarse nada, porque ya lo tenía todo.

Y fue, precisamente, el también gaullista Jacques Chaban Delmas el que codificó lo del dominio reservado o compartido, para circunscribir y entretener un poco al general, de forma que los presidentes del Consejo pudieran adquirir algún relieve, siquiera fuese en las cosas de casa. Únicamente en los años 80, durante su doble septenado, el socialista François Mitterrand expandió el concepto para arrinconar a su jefe de Gobierno, Jacques Chirac, hasta convertir la práctica en una mini-constitución no escrita dentro de la propia Constitución.

Jospin, al calificar en Palestina a los guerrilleros libaneses de Hezbolá de "terroristas", puede haber cometido una pifia involuntaria, y es cierto que una declaración de esa magnitud le hace un siete a la tradicional política francesa no tanto hacia el contencioso palestino sino, especialmente, al sentimiento protector con que París trata a su antiguo mandato de Beirut. Pero, el mantenimiento básico de sus posiciones ante la clase política francesa, sin excluir a sectores nacionalistas de su propio partido, revelan a un Jospin que actúa ya como candidato a la presidencia, dispuesto a maniobrar contra Chirac, incluso a dos años vista.

La llamada cohabitación de un presidente y un jefe de Gobierno de distinto partido se había llevado por ambas partes, en los 15 años que ya dura, con pulcritud casi versallesca, hasta el punto de que las relaciones entre Mitterrand y Michel Rocard, ambos socialistas, habían sido mucho peores que entre aquel y sus rivales políticos. El carpetazo de Jospin parece indicar, sin embargo, que entramos en un periodo de deliberadas turbulencias, en el que podría producirse una redefinición práctica de los papeles de presidente de la República y presidente del Consejo.

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Cuando se produjo la primera cohabitación, a comienzos de los años 80, la Prensa francesa bautizó el experimento de V República bis. Por ello, el tiempo que ahora comienza podría ser conocido un día como el de la V República 2ª bis.

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