Preguntas al medio
JOSU BILBAO FULLAONDO Vano intento es el título de la exposición de Javier Berasaluce (Madrid 1957) que se exhibe en la sala (la única en el País Vasco dedicada en permanencia a la fotografía) del Archivo del Territorio Histórico de Álava. Es una reflexión sobre la propia esencia del medio fotográfico y la capacidad que se le otorga para detener el tiempo. Congelar esa magnitud por la que se mide la existencia es un acto en si mismo surrealista. Una ilusión, un sueño en el que se piensa como algo posible pero que finalmente es irreal. Como el animal fantástico con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón que vomita llamas y se recoge en los relatos mitológicos. Pero la fotografía, lo indicaba Barthes, no debe tomarse como copia de un momento real, sino como una emanación de lo real en el pasado. En definitiva como algo mágico. Más que un arte se trata de un virtuosismo que abre las puertas a la reflexión sobre la propia esencia humana. Un tramo de estos intentos podemos encontrarlo en el trabajo al que hoy aludimos. Una colección de conjuntos. Cada uno de ellos esta compuesto por distintas unidades con entidad propia pero relacionadas entre si ofrecen un sentido único y global. Secuencias de un pensamiento expresado en imágenes.
La afición de Berasaluce a la fotografía llegó por un proceso de ósmosis. Su padre, portero del Alavés y luego del Real Madrid, compraba todo tipo de cámaras, tenía laboratorio y revelaba sus propias fotografías. El niño, que por azar nació en Madrid, proviniendo de una familia de Deba (Guipúzcoa), absorbía con ojos de búho todo el manejo de cubetas, líquidos y revelado, acción final del proceso que su progenitor llevaba a cabo. Intentó comprender las imágenes de un incomprensible ayer leyendo la enciclopedia LIFE que le regalaron con diez años. En sus páginas pudo familiarizarse con las técnicas y grandes autores de la foto. No había donde poder estudiar en profundidad esta disciplina y optó por la Escuela de Aparejadores en Burgos. Allí aprendió de espacios y perspectivas. A pesar de los nuevos horizontes profesionales insistía en su vocación. Terminó en el Archivo Municipal de Vitoria, encargado de conservar la espléndida colección de fotografías que guardan sus estanterías.
Primero fue la búsqueda de cierto preciosismo estético que terminaba compitiendo en concursos donde los éxitos servían como estimulo a la creación. Después llegó su controversia con el medio. En Cuestionario presentaba retratos de personajes desconocidos para el propio autor. Los títulos eran preguntas. La cámara no descubría todo. Las dudas que planteaban sus resultados se resolvían de otra manera, ¿cómo? Esos eran los parámetros por los que discurría su pensamiento. Tras el cristal fueron fotografías hechas desde la ventana. De un visor a otro, para intentar alcanzar algo que por su propia naturaleza escapa.
Ahora le ha llegado el turno a Vano, Intento cargado de.sugerencias e Intenciones. Fotos sencillas, en grupos de 4, 5 o 9, como huellas que descubren la desazón del paso del tiempo y plantean otros interrogantes más complejos. La serie Contracción-expansión son autorretratos a través de un espejo partido, donde la cámara libera al visor del control del realizador para explorar por si mismo universos desconocidos. Así, se autocomplace mostrando sus rasgos faciales, no los de quien la maneja. En Cierta sensación un deposito de agua conecta con el del deposito del tiempo que se va gastando mientras pasan las cuatro estaciones del año. Juego de formas, reflejos y el estar de dos niños despreocupados. (Des) Conocido, portada del catálogo que ha generado la muestra, es un rompecabezas de varias ampliaciones de un mismo fotograma en distintas proporciones. Una manera de introducirnos en el debate de sensación y poder de resolución a expensas de un negativo. Cuestionario amplio, aderezado con agradable estética. Dudas que no terminan y se dirigen en nueva etapa hacia el interior de las casas y a sus habitantes
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