Chantaje legal
Como queda cada día más claro en Irlanda del Norte y en el País Vasco, la idea de que alguien pueda dedicarse a 1a política con un partido que representa a los terroristas hiere en el corazón a la democracia. Los Gobiernos británico e irlandés llegaron a acuerdos con el Sinn Fein porque confiaron en que a través de este partido se influyera en los locos armados. En España, ese papel lo juega Euskal Herritarrok. En otras palabras, estos partidos tiene una fuerza por encima del peso electoral suyo debido a que por detrás está la amenaza de la fuerza. A eso se llama en la calle chantaje.Euskal Herritarrok ha vuelto a negarse a condenar el último atentado de ETA, aunque petulantemente afirma que lamenta las muertes producidas. Tanto este partido como el Sinn Fein siempre encuentran la manera de excusar los actos terroristas de ETA y el IRA. Sus conexiones con estas dos máquinas de matar son bien conocidas, y éstas son la única razón por la que partidos que apenas consiguen el 17% o 18% de los votos consiguen el estatuto de interlocutores en un diálogo. Pero son precisamente sus relaciones con los grupos terroristas lo que debiera convencer a la sociedad civil para dejar de complacerles. El PNV era el único partido que tenía contactos con EH, y eso ha convertido a Ibarretxe en un fácil objetivo de la frustración que siente la gran mayoría de los españoles.
Los practicantes de la realpolitik te dirán que no seas ingenuo, que el terrorista de hoy es el luchador por la libertad de mañana, si no el padre de la patria. Pero más bien es este planteamiento el que es una ingenuidad.
Nueva York, 25 de febrero
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.