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PATRIMONIO - SERÁ DECLARADO BIEN DE INTERÉS CULTURAL Y SE RESTRINGIRÁ EL TRAFICO

Madrid y Castilla-La Mancha protegerán a la vez el puente que une ambas comunidades

Vicente G. Olaya

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Desde 1761, el paso del Jarama entre Madrid y Toledo, a la altura de Aranjuez, se ha salvado con un impresionante puente de 291 metros. Pero el paso del tiempo ha dejado su huella en una obra que requiere ya su rehabilitación. Su ubicación entre dos comunidades (Madrid y Castilla-La Mancha) provoca problemas administrativos. "La mitad del puente es nuestra, y la otra, de Toledo. No tendría sentido que lo restaurásemos en momentos diferentes. Por eso, hemos decidido protegerlo a la vez y recuperarlo al tiempo", señalan desde la Dirección General de Patrimonio.

La Comunidad de Madrid y la de Castilla-La Mancha han acordardo declarar de forma conjunrta Bien de Interés Cultural (BIC) el llamado Puente Largo de Aranjuez, una obra de ingeniería que une desde hace dos siglos y medio las orillas castellana y madrileña del río Jarama. Esta es la máxima protección legal que ambas regiones pueden conceder a un monumento. Según explicaron ayer fuentes de la Dirección General de Patrimonio de Madrid, el mantenimiento y la restauración del puente es "responsabilidad, a partes iguales, de los dos Gobiernos regionales. "Esta circunstancia ha provocado situaciones curiosas. Por ejemplo, en alguna ocasión se han parado las obras de restauración, porque no tenía sentido que Madrid rehabilitase su parte y Castilla-La Mancha no, y viceversa".

Declaración conjunta

Por eso, según las fuentes consultadas, "se ha llegado a un acuerdo para que los dos gobiernos declaren el mismo día la protección de la obra". De hecho, ya se ha elaborado un propuesta técnica conjunta, según la Comunidad de Madrid, que insta a la "consolidación de las características del elemento arquitectónico", a su limpieza y a la restricción del tráfico rodado, sobre todo de los vehículos pesados.

El puente largo, una estructura de 291 metros sostenida sobre 24 pilas y tajamares y 25 arcos de medio punto, fue construida en 1761 con piedra de Colmenar de Oreja. Representa, según la Dirección General de Patrimonio, una de las "imágenes más características de acceso a la vega que rodea el Real Sitio de Aranjuez" y lo convierten en "verdadera antesala de este enclave histórico".

La historia de Aranjuez ha estado siempre unida a la complicada red fluvial que riega esta vega. Felipe II creó en a finales del siglo XVI un sistema de desecación de las numerosas lagunas y pantanales que rodean la población. Domó el río y levantó un sistema de exclusas y represas que aún se conservan. Pero, el sistema de comunicaciones terrestres siguió siendo deficitario.

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En el siglo XVIII, la llegada de los Borbones, que traían un nuevo concepto del estado moderno, abrió paso a una reorganización de las comunicaciones y caminos de España. En este contexto, surgió la idea de crear un primer tramo de una carretera que uniriera Madrid y Andalucía y levantar un gran puente que salvar las orillas del Jarama. Las obras comenzaron en el reinado de Fernando VI.

Antes de que el Puente Largo fuera levantado, existía otro de madera, pero el mucho tráfico del mismo y las numerosas crecidas del río hacían necesaria su continua reparación. Esta situación se mantiene hasta 1748.

Tras el incendio que sufrió el palacio de Aranjuez, Fernando VI decide reconstruirlo en piedra en 1757. Encomienda las labores al arquitecto Santiago Bonavía. La obra se efectuó muy rápidamente porque en 1761 ya estaba acabada.

La entrada y salida del puente está flanqueada por cuatro leones que sostienen las armas de España.

Su uso actual es el de acceso directo a Aranjuez desde Madrid, pero su utilización ha quedado bastante reducida al tráfico desde que se abrió, a finales de los años ochenta, la autovía de circunvalación de la ciudad. De todas formas, según los técnicos de la Comunidad de Madrid, este uso es compatible con su declaración como Bien de Interés Cultural, siempre y cuando se adopten mayores medidas restrictivas a la circulación, sobre todo a la de camiones.

El estado de conservación del puente es aceptable, aunque toda la obra precisa una limpieza y se hace necesaria la consolidación de los pretiles que lo abrazan.

Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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