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Terapia doméstica

Ginés Donaire

, A Domingo empiezan a fallarle las fuerzas, pero su tesón y su amor propio no flaquean ni un ápice. Domingo Pérez Pulido, un jubilado de 69 años de Alcalá la Real (Jaén) no ha hecho otra cosa en los últimos 12 años que cuidar de su mujer, Ricarda Mesa (66 años), postrada en la cama desde entonces víctima de la enfermedad de Alzheimer.

Los efectos de estos cuidados tan prolongados, que a veces duran hasta 15 ó 20 años, repercuten en la vida familiar y social de los cuidadores de estas personas. La intensa y constante dedicación que requieren estos enfermos recortan al máximo las relaciones sociales de los cuidadores, llegando a aislarse con una dedicación total a la persona asistida, lo que a veces desemboca en depresiones de las que resulta muy costoso salir, según la tesis que manejan los gerontólogos.

Quizá ese no sea el caso de Domingo Pérez, que tiene el ánimo como un chaval. "Yo le canto y le hago cosquillas, y a veces ella se sonríe, y con eso ya me doy por satisfecho", asegura con un espíritu envidiable. Domingo ha sido un alumno más entre el centenar que han participado en los talleres de entrenamiento de familiares cuidadores de mayores que acaba de clausurarse en Alcalá la Real bajo la organización de la ONG Gerón, con los mayores y la colaboración de la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta. Este innovador programa, que nació en 1999 coincidiendo con el Año Internacional de las Personas Mayores, se ha impartido también en El Rubio (Sevilla), La Rambla (Córdoba) y ayer mismo se clausuró en Cortegana (Huelva).

En total han sido unas 400 las familias andaluzas que se han beneficiado de un programa cuyo objetivo primordial es que los cuidadores de estas personas pongan en común sus experiencias y se den cuenta de que hay otras muchas personas como ellas.

Antonio Aguilar, vicepresidente de Geron, considera que "mientras haya un mínimo de posibilidades de cuidados en la familia es preciso alentarlas, porque es donde mejor puede vivir los últimos años un enfermo". Ahora bien, añade que el insustituible afecto familiar "necesita ser complementado por conocimientos básicos sobre los cuidados a dispensar a estas personas". Y eso es, precisamente, lo que han hecho los profesionales de esa ONG, que han impartido conocimientos sobre los procesos de envejecimiento, la evolución de la demencia, el fomento de la autoestima del cuidador y el autocontrol para eliminar el estrés que provoca tan silenciosa y ardua tarea, además de fomentar la creación de grupos de ayuda mutua.

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