La Expo de la esperanza Ricardo Díez Hochleitner
El comienzo del nuevo milenio coincide con el nacimiento de una progresiva globalización del mundo, condicionado sobre todo por la revolución económica, comercial y de los mercados financieros que conllevan las nuevas tecnologías, en particular el acceso universal a Internet. Sin embargo, un prerrequisito indispensable para hacer viables y deseables las grandes oportunidades de futuro que esta nueva realidad ofrece es lograr que imperen valores éticos, desde principios de libertad, paz y tolerancia, que inspiren tanto la gestión pública como la iniciativa privada nacida ante los nuevos modelos propios de la economía de mercado social, a la vez que se evite siga degradándose nuestro hábitat común, el planeta tierra, por culpa de un irresponsable impacto humano. En consecuencia, hacer realidad un desarrollo sostenible social y humano debe ser meta prioritaria de todos tras las en su día prometedoras resoluciones de la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro, las cuales se han visto por ahora lamentablemente frustradas en la práctica, sobre todo por parte de los países económicamente más desarrollados.Pasar en esta materia de las palabras y promesas a los hechos fue el origen inspirador de la iniciativa de una Alemania recién reunificada, clave para las perspectivas de futuro de la Unión Europea. Así nació la idea de celebrar en el año 2000 una Expo en la ciudad de Hannover bajo el lema "Humanidad, Naturaleza y Tecnología", proyecto que se propuso con el objeto fundamental de contribuir a poner en práctica los principios del desarrollo sostenible y, más en concreto, el programa de acción llamado Agenda 21.
La estrecha colaboración del Club de Roma con este proyecto desde sus comienzos se produce a consecuencia de la coincidencia de aspiraciones y objetivos en el afán de relacionar propósitos y metas con realidades innovadoras y acciones concertadas al servicio de un futuro mejor para todos. La celebración en 1989 en Hannover de la conferencia anual del Club de Roma sobre "Sociedad y Desarrollo" ya contribuyó substantivamente a impulsar tales inquietudes y, más en concreto, la nueva conferencia del Club de Roma en Hannover en 1993, con motivo de nuestroXXV aniversario, en torno al tema de "La forja de un nuevo renacimiento: Visión Europa 2020", cuya inauguración fue honrada por la presidencia de Su Majestad la Reina de España. En aquella ocasión dedicamos, además, una sesión extraordinaria al proyecto de la Expo 2000.
El próximo 1 de junio se abrirán en Hannover las puertas de la primera de las exposiciones universales celebrada jamás en Alemania y en medio de la encrucijada del paso a un nuevo siglo. También resulta significativo que este proyecto naciera en la ciudad de Hannover, capital de la Baja Sajonia de la que por entonces era presidente Gerhard Schröder, quien ahora tendrá la oportunidad de inaugurar ese sueño hecho realidad en su condición de Canciller Federal.
Con un recinto de 1,6 millones de metros cuadrados y la expectativa calculada de 40 millones de visitantes, junto con unos 20.000 periodistas, la Expo 2000 reunirá pabellones de unos 190 países, además de los de muchas de las más importantes organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, participación que ya la hace de por sí muy significativa.
Las obras adelantadas del espléndido y original pabellón español serán visitadas en estos días por SAR el Príncipe de Asturias, presidente de honor de la Comisión española, cuyos miembros tenemos la suerte de haber sido invitados por el Comisario General de España para acompañarle. De este modo se asegura una destacada participación y un aporte de contenidos que muestre lo que España ya representa en el mundo en nuestros días y lo que puede ofrecer como garantía de futuro para un desarrollo sostenible social y humano de un mundo en paz.
Esta Expo 2000, que ha tenido muy en cuenta la trayectoria de todas las grandes exposiciones universales y desde luego los muchos logros de la Expo 92 de Sevilla, se ha propuesto el ambicioso objetivo de contribuir de manera eficaz al "nacimiento de un mundo nuevo", recurriendo para ello a presentar en un parque temático de 100.000 metros cuadrados de extensión la situación mundial y las posibles soluciones alternativas en relación con los grandes asuntos de la problemática mundial, tales como medio ambiente, clima, movilidad, población, el futuro del trabajo, salud, información y comunicaciones, alimentación, hábitat o necesidades básicas, todo ello en relación con una visión de futuro viable. A tal fin ha trabajado intensamente el jurado que he presidido para seleccionar y registrar oficialmente los llamados Proyectos de alcance mundial que suman finalmente 487 realidades innovadoras tangibles de soluciones autóctonas procedentes de 123 países y que serán presentados a título de razones para la esperanza en el entramado de la escenificación de las diversas secciones del parque temático, además de una presentación conjunta en el gran pabellón que lleva el nombre de Global house.
Todo este extraordinario despliegue de imaginación y de voluntad de acertar va además enmarcado y subrayado por el gran programa del Global Dialogue, es decir las diez conferencias internacionales propuestas por el Club de Roma, de acuerdo con los grandes desafíos de nuestro tiempo y organizadas respectivamente por las principales organizaciones intergubernamentales, no gubernamentales o científicas según su ámbito de competencia y dedicación, con amplia participación de jóvenes provenientes de todas las latitudes y en conexión interactiva con múltiples universidades e instituciones nacionales vía Internet. Este ciclo se cerrará con la conferencia internacional que asume más directamente el propio Club de Roma bajo el título de Shaping a future of global partnership, título que se corresponde con la recién creada sociedad internacional Global Partnership Verein cuya finalidad es continuar los trabajos una vez se cierre la Expo 2000 a finales de octubre de este año y mantener la antorcha de todas esas experiencias, posibles conclusiones e interrogantes pendientes al menos hasta la Expo 2005 de Tokio. Así se podrá dar continuidad a los logros que deseamos alcance esta próxima Expo 2000 que bien puede llamarse ya la Expo de la esperanza al servicio de un futuro mejor para la Humanidad toda.
Ricardo Díez Hochleitner es presidente del Club de Roma, así como del Consejo Asesor Internacional y de la Sociedad Internacional Global Partnership de la Expo 2000 Hannover.
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