Rusia y la UE tantean el futuro de sus relaciones en Berlín
Aunque el conflicto de Chechenia nubla la relación entre la Unión Europea (UE) y Rusia, el presidente en funciones de este país, Vladímir Putin, no tiene que temer serias sanciones de sus vecinos occidentales. Si no hay grandes cambios cualitativos en la guerra del Cáucaso, los artífices de la política exterior de Moscú, Berlín y Bruselas confían en que será posible seguir trampeando con la opinión pública hasta que las elecciones del 26 de marzo despejen el nuevo panorama de poder en Rusia. Si Putin triunfa, la UE y Rusia tendrán que redefinir sus relaciones para acomodar los tres nuevos factores en evolución: la política exterior y de seguridad común de la UE (PESC), las consecuencias de la ampliación al Este y la nueva política exterior del Kremlin. Los dos primeros factores son importantes para los rusos, que están confusos sobre el contorno de la nueva política exterior y de seguridad. A los europeos, a su vez, les inquieta la posibilidad de una política rusa más introvertida.
Uno de los primeros tanteos de la nueva situación ha tenido lugar en el Foro de Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea y Rusia, que se constituyó el fin de semana pasado en la Sociedad Alemana de Política Exterior, en Berlín. El Foro es una iniciativa de la Comisión Europea para discutir sobre intereses comunes con representantes del Gobierno, asesores presidenciales y politólogos rusos.
Escepticismo ruso
En Berlín, los rusos se mostraron escépticos sobre la capacidad de los europeos de distanciarse de EEUU en temas de política exterior y seguridad. Por otra parte, expresaron temores de que la ampliación de la UE al Este cree nuevas barreras en la relación entre Occidente y Rusia. Sobre la nueva política exterior rusa, el punto de referencia fueron las ideas que Putin difundió poco antes de la dimisión de Borís Yeltsin. En un artículo en Internet, Putin aboga por una estrategia de 10 a 15 años para fortalecer un Estado ruso que debe ser garante del orden, sujeto regulador e iniciador de reformas y basarse en tradiciones distintas al liberalismo norteamericano o británico.
En el conflicto de Chechenia, Rusia sigue rechazando una internacionalización con el argumento de que se trata de una acción antiterrorista. El Kremlin, no obstante, parece más abierto a la presencia de observadores internacionales, según impresiones de los responsables de la política alemana, tras la visita que el ministro de Exteriores, Joschka Fischer, realizó el viernes a Moscú.
Fischer reconoció en Moscú que las sanciones occidentales tienen posibilidades limitadas de influir en Rusia. "Las sanciones que la UE considera respecto a Rusia no van en interés de nuestra asociación estratégica, que es un objetivo más importante y a más largo plazo que Chechenia", advirtió Vladímir Chizhov, miembro de la dirección del Ministerio de Exteriores de Rusia y director del Departamento de Cooperación con Europa. "Rusia", dijo, "se mueve, lo que no le gusta es que la empujen".
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