Menos prisas y más competencia empresarial
Las privatizaciones europeas han seguido modelos muy diferentes al elegido por Aznar y su Gobierno. La primera y fundamental diferencia es que las privatizaciones europeas han mantenido un ritmo mucho más pausado, de una lentitud a veces exasperante. Todavía quedan en algunos países grandes empresas con participaciones públicas que prueban la parsimonia del proceso.Esta lentitud tiene sus ventajas. La más importante es que las liberalizaciones de los mercados, igualmente desarrolladas de forma muy lenta, se han acompasado o han sido anteriores a las privatizaciones. De forma que no ha habido, como en España, una simple traslación de monopolios públicos a privados. Además, las liberalizaciones de los mercados son auténticas, no decorados de cartón piedra como en España. Así lo prueba el hecho de que una vez abierto el mercado de electricidad en Alemania -por ejemplo- las tarifas estén descendiendo al 30%.
Una segunda característica es que el cambio del sector público al privado se ha producido sin manchas políticas. Los Gobiernos han dejado que sean los consejos de administración de los grupos privatizados quienes elijan los presidentes y equipos directivos, mientras que en España se han dirigido los nombramientos.
Aunque parezca insólito, el proceso de privatización más parecido al español fue el británico. En ambos casos se hizo de forma apresurada y en ambas surgieron problemas con la retribución de los directivos delas empresas vendidas (British Gas en el Reino Unido, Telefónica en España).
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