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El Parlamento Europeo investiga una red de espionaje mundial de Washington y Londres

El "pacto sobre información" de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense, que interviene las conversaciones telefónicas, fax y correos electrónicos en todo el planeta, ha provocado la preocupación del Parlamento Europeo. Bajo la denominación de Echelon, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda comparten el secreto. La comisión de libertades y derechos del Parlamento Europeo celebra hoy una reunión que, bajo el título de La UE y la protección de datos, examinará un informe sobre el sistema de vigilancia global anglosajón.

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Los documentos que estudiará hoy el Parlamento Europeo describen qué es Echelon. Ya se conocía la implicación de la NSA en un potente sistema de espionaje electrónico a escala planetaria. La novedad del informe de hoy reside en la precisión de los datos que enumera y en que demuestra cómo esta alianza entre EEUU y Reino Unido -a la que se asocian Canadá, Australia y Nueva Zelanda en un acuerdo denominado UK-USA (por las siglas en inglés de Reino Unido y Estados Unidos)- trabaja sobre objetivos que delatan espionaje económico y comercial.No se trata ni de la antigua cooperación -que data de los tiempos de la guerra fría- entre diferentes servicios de información, ni de la interceptación de comunicaciones efectuada para la defensa nacional o la lucha contra el terrorismo internacional. La realidad política de Echelon es otra: se trata de que un Estado miembro de la Unión Europea -Reino Unido- se beneficia de su "relación privilegiada" con Estados Unidos para espiar a sus rivales europeos.

Dado el carácter delicado del asunto, los diputados europeos no se inclinan por denunciar nominalmente al Reino Unido. Mientras, los demás Gobiernos no han querido, hasta ahora, explotar un asunto que podría poner en entredicho sus relaciones comerciales trasatlánticas. Graham Watson, británico, presidente de la comisión de libertades del Parlamento Europeo, reconoce que, en cambio, la actitud que puedan adoptar los diferentes grupos políticos es imprevisible. Él mismo admite que los hechos "son graves si son ciertos". Sus palabras recuerdan a las pronunciadas en 1998 por el antiguo comisario europeo para asuntos industriales Martin Bangeman, para quien "si ese sistema [Echelon] existe, constituye un ataque intolerable contra las libertades individuales y la seguridad de los Estados".

El entorno del presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, después de haber consultado con expertos europeos en telecomunicaciones, ha dado una "credibilidad muy grande" a los hechos que se relatan.

Uno de los documentos presentados al Parlamento, obtenido por el periodista británico Ducan Campbell, demuestra el grado de vigilancia electrónica a través del espionaje de las telecomunicaciones, una actividad que la NSA define como una tarea industrial.

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La originalidad de 'Echelon'

La originalidad de Echelon estriba en que, después de haber sido concebido con objetivos militares, se ha reconvertido en gran medida hacia objetivos civiles (Gobiernos, organizaciones, empresas) para obtener informaciones políticas, económicas, tecnológicas y comerciales. Echelon intercepta un número considerable de comunicaciones privadas -su potencial sería de unos 2.000 millones por día- y las analiza gracias a un avanzado sistema informático.

Un segundo documento, redactado por Franck Leprévot, profesor de la Universidad Técnica de Berlín, explica que la protección de la confidencialidad de las comunicaciones es imperfecta, y que las empresas, organismos o particulares dotados de un sistema criptográfico "que responda a criterios legales" no están al abrigo de la interceptación o de la descodificación de sus mensajes por Echelon.

El tercer documento, del profesor Chris Elliot, jurista e ingeniero de telecomunicaciones, explica la legislación en vigor referente a las interceptaciones legales de comunicaciones. Finalmente, un cuarto documento estudia el desarrollo de la vigilancia electrónica, en particular en Internet.

Los principales casos de espionaje efectuados por Echelon en detrimento de los intereses económicos de países de la UE son conocidos. Tenían por objetivo otorgar ventaja a empresas americanas en contratos de armamento (Thomson habría perdido 1,4 millones de euros en beneficio de la compañía americana Raytheon para vender un radar a Brasil) o contratos civiles (un contrato perdido por Airbus en Arabia Saudí a favor de Boeing-McDonell Douglas). Asimismo, Echelon ha reforzado la posición de Washington en las reuniones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Campbell señala que los países aliados en UK-USA utilizan 120 satélites que constituyen el esqueleto de Echelon. Además, revela la existencia de un discreto organismo que presiona a los fabricantes para que no desarrollen sistemas que impidan la descodificación por parte de la agencias de seguridad. Incluso estos países no se privan de utilizar su propio acceso al sistema Intelsat para piratear informaciones.

© Le Monde-EL PAÍS

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