_
_
_
_
_

Aprender español, lo primero

Las Aulas Temporales de Adaptación Lingüística permiten la posterior integración de los escolares extranjeros

AULASEn el Colegio Público Las Lomas, de Roquetas de Mar (Almería), trabajar para inculcar en los menores los valores de la convivencia, la tolerancia, la comprensión o la solidaridad, parece un juego de niños si se atiende a la armonía con la que comparten travesuras chavales gitanos, payos e inmigrantes. En el centro hay 750 alumnos matriculados. De ellos, unos 90 son niños gitanos y más de 60 son inmigrantes. "Nunca hemos tenido ningún problema", explica su director Juan Carlos Ruiz.Nunca han tenido ningún problema, pero sí tuvieron que plantearse hace unos años el modo de romper la barrera del lenguaje con la que tropezaban los chavales marroquíes, senegales, guineanos o rumanos que llegaban a Almería sin hablar español.

Y pensando en el modo de solucionar el problema, para poder ofrecer una integración real, surgió el proyecto de las Aulas Temporales de Adaptación Lingüística, que funcionan en el colegio Las Lomas y en el José Salazar, de El Ejido desde 1998. A estas dos aulas se sumó una tercera, que opera de modo itinerante en la comarca del Levante almeriense.

María José Hervás es la profesora encargada desde que comenzó el proyecto de atender a los chavales que pasan por Las Lomas. "Los niños son como esponjas. Al principio les cuesta mucho trabajo pero, en cuanto pasa un mes y medio aprenden con rapidez", comenta Hervás que cuenta con el apoyo de Samir Boussouf, un mediador cultural que le ayuda a entenderse mejor con los estudiantes de lengua árabe.

Eduard es un pequeñajo de ocho años. Es capaz de no soltar prenda como de aprovechar cualquier descuido de la profesora para trazar garabatos en el encerado. Llegó hace tres meses de Ucrania y, mientras su padre trabaja en Roquetas como mecánico, él acude al colegio con su hermano Sergey, de 12 años. Los dos acuden a Las Lomas.

Estas aulas acogen durante un periodo máximo de tres meses a una media de 12 niños inmigrantes. Todos ellos, pasado el periodo de refuerzo de castellano, regresan a sus colegios con el resto de sus compañeros. Mientras dura el tiempo de adaptación lingüística, los chavales comparten con sus compañeros clases como las de educación física o dibujo, en las que no resulta indispensable dominar un idioma para asimilar conceptos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"Desde luego, en tres meses no se aprende un idioma. Pero los niños asimilan rápido y su rendimiento después en las clases normales en las que se integran dependen también en muchos casos de la preparación que traían de sus países de origen", comenta María José Hervás.

A Badíaa, una aplicada joven marroquí de 12 años, y a sus dos hermanos, Najim de 13 y Chahid, de 9, les cuesta hacerse con el castellano. Llevan muy poco tiempo en Almería y deben enfrentarse a cambios culturales, sonidos distintos e incluso un sentido diferente a la hora de escribir en el cuaderno. Para ninguno es fácil al principio.

Floarea tiene 11 años y nació en Rumanía. En un incipiente castellano confiesa que ya tiene muchos amigos en Almería y que lo que más le gusta del colegio es el balón. "¿Te gusta el fútbol?". "No", contesta entre risas mientras explica con gestos que el objeto de su pasión es el baloncesto.

Paquistaníes en Linares

Kiran tiene cinco años y enseña a su madre palabras para que complete el escaso vocabulario de español que tiene después de vivir casi dos años en Linares (Jaén) tras abandonar Paquistán. Kiran va al colegio con sus amigas Soraya y Patricia, pero su madre se queda en casa cuidando a la hermana pequeña y tiene escasas oportunidades para aprender el idioma del país en el que reside. Además del colegio, Kiran cuenta con el apoyo de las clases de idiomas que ofrecen voluntarios desde Linares Acoge en distintos grupos para atender, por separado, a mujeres, hombres y niños. En Linares se concentra una de las mayores colonias de paquistaníes y esta organización ha encontrado en la enseñanza del idioma una conexión con este colectivo.

Con Kiran va a las clases que ofrece la ONG su amiga Nenu, de cuatro años. Las dos dicen que cuando crezcan quieren ser médico "para que nadie se ponga malo". Que lleguen a cumplir su sueño dependerá mucho de sus padres, matiza Maribel Lirola, una administrativa que hace de maestra de español por las tardes en Linares. El padre de una de sus alumnas, de 14 años, acaba de ser sacar a la joven del colegio "porque no quiere que se relacione con los chicos y es una pena, porque está perfectamente integrada".

Maribel Lirola ha pensado ir a los tribunales para impedir que eliminen de un golpe el derecho a la educación de sus hijos. Pero derivar el problema a los tribunales, entiende, sólo llevaría a las organizaciones de inmigrantes a alejarse del colectivo al que pretenden ayudar.

Linares Acoge ha entendido que dar clases de español se ha convertido en un sistema práctico para acercarse al colectivo de paquistaníes, que en esta localidad jienense de 60.000 habitantes está formado por más de 200 familias. "Los inmigrantes apenas mantienen relación con sus vecinos y tienen verdaderos problemas en su vida cotidiana", resalta Maribel Lirola, que lleva cuatro años dando clases a paquistaníes. Para intentar solventar el problema, coge al grupo de mujeres que van a sus clases y las lleva al mercado, por ejemplo, para enseñarles a pedir la fruta y comida que necesitan.

Lirola dejó de dar clase al grupo de hombres cuando hubo voluntarios masculinos en Linares Acoge dispuestos a hacerlo. Los paquistaníes, explicó, prefieren que sean hombres los que les enseñen. Ellos son los que aprenden español con más rapidez porque aprenden con la venta ambulante en los mercadillos, la actividad laboral más frecuente en el colectivo. El padre de Kiran habla con fluidez, aunque en casa todos siguen utilizando como lengua de comunicación el urdu.

Las clases de español se mezclan con enseñanza de cultura, de economía regional y hasta de consultorio personal. Los voluntarios explican a los paquistaníes qué son los toros, hablan de fútbol y hasta buscan un frigorífico si le hace falta a algún alumno. "Hacemos un poco de todo".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_