La mitad de los 35.000 estudiantes de FP optan por la administración, la electrónica y la sanidad
Los estudiantes de formación profesional (FP) tienen una veintena de ramas para escoger; sin embargo, tres de ellas han sido las elegidas por casi la mitad de los 35.000 alumnos matriculados en Madrid en FP: administración, sanidad y electricidad y electrónica. El paro es menor entre estos titulados que entre los universitarios. De hecho, más del 50% de los trabajadores que buscan las empresas proceden de FP. Las especialidades más populares no siempre se corresponden con las exigencias del mercado laboral ni las menos populares son las que tienen una salida más difícil.
De las 22 ramas que hay en la FP, Madrid ofrece 20: todas, excepto las relacionadas con las actividades marítimo-pesqueras y con el vidrio y la cerámica. Estas 20 ramas ofrecen 83 especialidades, desde asesoría de imagen personal hasta construcciones metálicas. Pero los 33.729 alumnos matriculados de este curso (sin contar los 1.500 que hacen prácticas ahora en empresas) no se distribuyen de forma homogénea entre ellas.La profesión o titulación estrella de los matriculados es la administrativa. Un 20% de los estudiantes (6.984 personas) se decide por una especialidad relacionada con la gestión de cualquier sector económico. En segundo lugar de elección se hallan las especialidades relacionadas con la electricidad y la electrónica, que acaparan a 5.763 alumnos, el 17,1% de la totalidad. La sanidad, por su parte, atrae al 9,5% (3.203 estudiantes), y la formación relacionada con mantenimiento de vehículos autopropulsados, a casi el 8% (2.686).
Frente a éstas existen otras ramas malditas, que no logran atraer ni al 1% de los estudiantes. En la rama de industrias alimentarias -la que enseña a elaborar y a conservar productos alimenticios- hay matriculados sólo 49 alumnos; en actividades agrarias (gestión y organización de empresas agropecuarias y de recursos naturales paisajísticos), 161; en la actividad productiva textil, un número similar (166), y en el sector de la madera y el mueble, sólo 174 estudiantes.
Estas diferencias se deben, según fuentes de la Consejería de Educación, a que ciertas especialidades (en su mayoría, las asociadas al sector industrial) no logran acaparar el interés del estudiante al no tener buena imagen social. En estas ramas se quedan plazas vacantes todos los cursos, a pesar de que la inserción laboral es mayor que en otras donde siempre faltan plazas, como son las relacionadas con el sector servicios. Desde luego, la distribución no sólo se debe a las preferencias de los jóvenes, sino también al número de plazas que ofertan los casi 135 institutos de la Comunidad que tienen esta formación.
Perspectivas profesionales
La FP está diseñada para que los alumnos salgan preparados con vistas a su incorporación directa al mercado laboral. De hecho, el nuevo sistema que comenzó a funcionar en 1994 se diferencia de la fomación profesional antigua -que terminará de extinguirse en tres años- en que incorpora un periodo de prácticas obligatorio y en que en el tiempo que están escolarizados (entre cuatro y seis trimestres) los alumnos no tienen formación académica común, como lengua o idioma. Aparte de que la edad mínima ha subido de 14 a 16 años.
La reforma ha dado sus frutos. El paro entre los que tienen formación profesional es menor que entre los que tienen un título en educación superior. En diciembre pasado había 14.840 personas inscritas en el Inem (el 8,12%) con esta titulación, frente a los más de 20.000 que tenían titulación universitaria. Además, más de la mitad del personal que buscan las empresas en este momento están relacionados con profesiones de la FP, afirma Pablo Gómez Albo, director de asuntos laborales de la Confederación de Empresas Independientes de Madrid (CEIM-CEOE).
Pero la realidad del sistema educativo no siempre se corresponde con las exigencias del mercado laboral, señala Gómez Albo. El Ministerio de Educación terminó de diseñar el mapa de la formación profesional en 1995. Y lo hizo en una comisión de trabajo en la que estaban representados tanto los agentes sociales como educativos. Desde entonces, en cada curso se introducen "pequeñas modificaciones", según Educación, pero ya sin contacto alguno con la patronal o los sindicatos. Y se nota. "En FP pasa lo que en todos los sistemas educativos, que son en general lentos a la hora de reaccionar a las exigencias del mercado", asegura Gómez Albo. Aun así, las ramas que más estudiantes aglutinan no tienen excesivos problemas a la hora de encontrar trabajo, salvo la administrativa, que "se suele cubrir en las empresas con titulados superiores". Los de sanidad se colocan bien, sobre todo si han estudiado especialidades geriátricas, así como los ayudantes de laboratorio. También tienen buena salida los formados en las ramas de electricidad y electrónica.
En contrapartida, en las empresas hay mucha demanda de trabajadores relacionados con los sectores todavía malditos de la FP: la madera y mueble (174 estudiantes), mantenimiento y servicios a la producción (que sólo tiene 405 alumnos) y la construcción (con 1.505 estudiantes).
Los hombres se van incorporando poco a poco a profesiones que tradicionalmente eran coto exclusivo femenino, aunque a la inversa no ocurre lo mismo. Un ejemplo: los hombres matriculados el curso pasado en el nuevo modelo de FP de la rama administrativa alcanzaron el 30%, cuando lo normal era que para ser secretaria había que ser mujer. Lo mismo ocurre con la rama sanitaria, donde los varones alcanzan el14%.
Las mujeres, en cambio, no se animan a dar el salto a profesiones tradicionalmente masculinas. En mantenimiento de servicios productivos, el número de matriculadas no llegó el curso pasado al 1%; en automoción, la cifra se quedó rozando el 1,5% ; en electricidad y electrónica, las matriculadas fueron menos del 5%. "Debería comenzar a incorporarse a otras profesiones más ligadas a sectores industriales que luego tienen mucha más salida al mercado laboral", afirma Gómez Albo. Pero ellas siguen empeñadas en ser peluqueras. Ramas como la estética y la imagen personal representaron más del 97% de las matrículas. Y las relacionadas con servicios sociales (donde hay especialidades como animador sociocultural o educador infantil), casi el88%.
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