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El duelo entre Bush y McCain llega al terreno del juego sucio

Georges Bush y John McCain se zurraron de lo lindo en su último debate televisado antes de las primarias republicanas del sábado de Carolina del Sur. Bush se mostró indignado porque McCain está empleando el "truco más bajo que puede utilizarse entre republicanos": compararle al "deshonesto Bill Clinton". McCain, expreso en Vietnam, se declaró "muy herido" porque partidarios de Bush digan que no es "leal con los veteranos de guerra". Larry King, de la CNN, arbitró el debate, celebrado en la madrugada española de ayer en Columbia (Carolina del Sur).El duelo por la candidatura republicana a la presidencia entre el gobernador de Tejas y el senador por Arizona está al rojo vivo. Bush, al que los sondeos dan una ligera ventaja frente a McCain en Carolina del Sur, no puede perder el sábado. Una derrota en este Estado conservador, tras su descalabro en New Hampshire, pondría en peligro mortal sus aspiraciones. McCain debe demostrar que su triunfo en New Hampshire no fue una excepción.

McCain se mostró en el debate más calmoso, seguro y presidencial. Bush optó por la agresividad y proyectó por primera vez una imagen de candidato que no da por garantizada su victoria y pelea a ras de tierra. "Mi dirección es Austin (Tejas); la de McCain, Washington", dijo Bush para subrayar la "hipocresía" de McCain al declararse un político independiente cuando es un miembro del establishment. McCain se situó en el centro, buscando los votos de los independientes y los demócratas, que pueden participar en las primarias republicanas de Carolina del Sur.

El fin de la era Clinton

Bush ocupó el campo conservador, intentando garantizarse el apoyo de los republicanos de toda la vida. "Mi objetivo es terminar de una vez por todas con la era de Bill Clinton", reiteró Bush, sabiendo que ese argumento entusiasma a los republicanos. El mensaje de McCain fue menos ortodoxo. "El Partido Republicano ha perdido el rumbo; quiero transformarlo en una fuerza reformista, en la tradición del presidente Theodore Roosevelt", afirmó.

El último tercer republicano en liza, el reaccionario predicador negro Alan Keyes, sólo aportó sal y pimienta al debate. McCain y Bush coincidieron en proclamar que endurecerían la política respecto a China; expresaron su desconfianza del nuevo líder ruso. Vladímir Putin; apoyaron que EEUU medie en Irlanda del Norte; afirmaron que Jerusalén es la capital de Israel, y se declararon partidarios de la pena de muerte.

Pero McCain afirmó que EEUU no sólo debe intervenir militarmente en el extranjero en asuntos relativos a su seguridad nacional, sino también en defensa de valores y principios, y dijo que él hubiera enviado tropas a Ruanda. El senador por Arizona se mostró más flexible en materia de aborto que Bush y también defendió un recorte de impuestos mucho menor que el propuesto por su correligionario y rival.

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