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Éxito de la histórica cita de una nave espacial con el asteroide Eros 'Near' se convirtió ayer en el primer satélite artificial de un pequeño cuerpo celeste

Con una suave maniobra, programada con anterioridad, la pequeña nave espacial Near empezó ayer, a 256 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, a girar en torno al asteroide Eros, al que observará durante un año en su viaje alrededor del Sol. Es la primera vez que un vehículo terrestre se sitúa en órbita de uno de estos cuerpos celestes, supuestamente restos del violento proceso de formación de planetas en el sistema solar. Los instrumentos de la nave permitirán saber de qué están hechos los asteroides y su relación con los meteoritos.

A las 16.33 de ayer, hora peninsular española, los pequeños retrocohetes de la nave Near se encendieron durante 57 segundos, para poner el vehículo al paso y permitir que le capturara la débil fuerza de gravedad del asteroide, que tiene forma de patata alargada y unas dimensiones de 33 por 13 por 13 kilómetros, comparable a la isla de La Gomera. La sonda llevaba varios días persiguiendo de cerca a Eros mientras disparaba su cámara y, en el momento del encuentro, programado para coincidir con el Día de los Enamorados, se encontraba sólo a 327 kilómetros de su centro. Desde esa altura mandó una hora después la primera imagen desde la órbita del asteroideQuince minutos

Near se ha convertido en el primer vehículo espacial en situarse en órbita de un asteroide", anunció hacia las 17.00 Robert Farquhar, director de la misión, que gestiona para la NASA la Universidad John Hopkins, desde un centro de control situado en el estado de Maryland. Las señales de la nave habían tardado 15 minutos en recorrer los 256 millones de kilómetros que la separaban ayer de la Tierra. La respuesta de las varias docenas de científicos reunidos en el centro de control fue entusiasta.

La misión es de las pequeñas y baratas de la NASA y la primera de exploración planetaria que no dirige ningún centro de la NASA. Su coste alcanza los 37.000 millones de pesetas.

La puesta en órbita de Near es la maniobra más difícil, pero todavía pueden surgir dificultades al ir ajustando la órbita al programa de observaciones previsto; la débil gravedad de Eros convierte en arriesgada cualquier maniobra, que puede terminar con el vehículo estrellado contra el asteroide. Los científicos programaron la aproximación a Eros sin conocer su masa total ni su gravedad, a fuerza de simulaciones en ordenador ajustadas a medida que la nave se acercaba al asteroide.

Si todo va bien, el conjunto nave-asteroide viajará unido ya indefinidamente, en una órbita excéntrica alrededor del Sol. Durante un año la nave proporcionará los primeros datos analíticos de un asteroide de que dispondrá la ciencia para saber algo más de estos enigmáticos cuerpos celestes. Luego sus sistemas se apagarán pero no antes de que se haya aproximado mucho más al asteroide. Los científicos incluso piensan en intentar que la nave aterrice en él al terminar la misión.

Eros, descubierto hace un siglo, da una vuelta al Sol cada 643 días y fue el primer asteroide detectado de los denominados cercanos a la Tierra (que se acercan a menos de 50 millones de kilómetros). Se conocen ahora unos 800 de estos asteroides, la mayoría mucho más pequeños que Eros, que pueden significar un peligro para el planeta en el futuro. En total existen varias decenas de miles de asteroides, la mayoría de ellos en un cinturón situado entre las órbitas de Júpiter y de Marte. Se supone que son los depositarios del material original del sistema solar. "Cuando exploramos un asteroide", ha dicho la astrónoma Lucy-Ann McFadden, "nos remontamos en el tiempo a la primera etapa del sistema solar, hace entre 4.200 y 4.600 millones de años. En la Tierra no podemos estudiar esta etapa porque es un planeta activo, que ha cambiado con el tiempo".

Hasta ahora sólo se habían tomado fotografías de algunos asteroides en sobrevuelos más o menos cercanos, pero nunca se ha analizado, como harán los instrumentos de Eros, uno de ellos. La nave lleva un magnetómetro para medir el campo magnético, un dispositivo laser para calibrar distancias, una cámara de visible y de infrarrojo y espectrómetros que miden las radiaciones emitidas por el asteroide en tres frecuencias diferentes, de las que se puede deducir su composición.

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