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Viviendas caras y míseras

Decenas de inmigrantes pagan alquileres astronómicos en el centro de Vic por pisos sin condiciones de salubridad

Miquel Noguer

Pagan 60.000 pesetas mensuales por una habitación con cuatro camas y sin agua caliente. Las humedades, el frío y los frecuentes apagones están incluidos en el precio. Bajo estas condiciones viven, en la calle de Sant Pere de Vic, muchos de los inmigrantes que han llegado a la ciudad a lo largo de los últimos meses. Personas que, después de recorrer media comarca en busca de una vivienda digna, acaban en auténticos agujeros porque nadie quiere alquilarles un piso."Odio este lugar pero, o duermo aquí, o me quedo en la calle". Quien lo cuenta es uno de los aproximadamente 20 ocupantes de la casa situada en el número 34 de la calle de Sant Pere, una de las más degradadas de la ciudad. No quiere ser identificado, puesto que no tiene a dónde ir si le echan de la casa. A pesar de ello asegura que él y su mujer tienen que compartir una mísera habitación con otras dos personas, también inmigrantes. "Es lo que hay".

Las otras cuatro habitaciones de la casa también están atiborradas de gente y en pésimas condiciones de salubridad. "Sólo podemos ducharnos con agua caliente un día a la semana", explica uno de los inquilinos. No hay más que dos baños en toda la casa; tienen que lavar la ropa fuera puesto que si no deben hacerlo a mano y con agua fría. No obstante, cuando llega fin de mes, cada uno de la veintena de huéspedes de la casa tiene que abonar un alquiler de 15.000 pesetas. Además, pagan 6.000 pesetas para la factura de la luz y 2.000 más para el agua.

La finca pertenece a Pere Musoll, quien regenta una agencia inmobiliaria en Vic. EL PAÍS no pudo contactar ayer con esta persona, aunque una responsable de su agencia aseguró que Musoll no tiene nada que ver con el hecho de que en la casa vivan una veintena de personas en una situación tan precaria. "Nosotros alquilamos la casa a una persona de Vic. Si este señor ha instalado allí a toda la gentuza de la ciudad, es su problema", declaró la misma responsable. PASA A LA PÁGINA 6

Susanna Saez

El Ayuntamiento de Vic controlará las condiciones de las viviendas alquiladas

VIENE DE LA PÁGINA 1 Las pésimas condiciones en que viven los inmigrantes residentes en el centro de Vic, sumadas a las quejas de los vecinos por la degradación que sufre esta zona, han comportado que el Ayuntamiento quiera poner fin al enriquecimiento de algunos propietarios de pisos en ruinas a costa de alquilarlos a extranjeros. El pasado sábado, agentes de la Guardia Urbana inspeccionaron el número 34 de la calle de Sant Pere después de las numerosas quejas de los vecinos, que aseguran que buena parte del tráfico de drogas de la zona está en manos de quienes viven en este inmueble.

Después de ver la casa, la Guardia Urbana llegó a la conclusión de que se trata de una especie de pensión que alquila camas sin contar con ningún tipo de permiso para esta actividad. El Ayuntamiento decidirá en los próximos días qué hay que hacer con la casa y con las personas que viven en ella. "Lo que no se puede tolerar es que los propietarios de estas casas se enriquezcan a costa de personas que no tienen dónde vivir", declaró el jefe de la Guardia Urbana de Vic, Antoni Jurjo. El Ayuntamiento ha confirmado su intención de controlar la forma en que se alquilan los pisos a los inmigrantes y las condiciones de estas viviendas.

Los vecinos de la calle de Sant Pere cuentan que los problemas de esta zona con los inmigrantes no son nuevos. Hace ya unos meses el Ayuntamiento cerró, de forma cautelar, un bar muy frecuentado por extranjeros en el que se descubrieron pequeñas transacciones de venta de droga. La inseguridad que este bar ocasionaba en la vida diaria del barrio se ha reducido mucho desde su cierre, pero no ha desaparecido totalmente. Para resolver la situación, el Ayuntamiento de Vic ha decidido instalar en la calle de Sant Pere cámaras de videovigilancia conectadas con la comisaría de la Guardia Urbana.

El presidente de la asociación de vecinos de esta calle, Enric González, ha pedido al Ayuntamiento que "haga algo" para evitar que los problemas originados por algunos inmigrantes acaben alimentando brotes de racismo en el barrio. "Sabemos que sólo algunos de los inmigrantes son delincuentes, pero hay que hacer algo contra éstos", ha declarado.

A la espera de que el Ayuntamiento haga alguna cosa para arreglar la situación de las viviendas en que residen los inmigrantes, éstos esperan que no les falle su situación laboral y puedan seguir pagando el alquiler, puesto que saben que ninguna agencia les ayudará a encontrar piso. "En los últimos dos meses he ido a tres inmobiliarias y ninguna me ha querido alquilar una vivienda. Dicen que los propietarios de los pisos no quieren negros en sus casas", explica un inmigrante de Ghana residente en la calle de Sant Pere. Además, explica que en una ocasión dejó una paga y señal de más de 100.000 pesetas y que ni de esta manera consiguió convencer al propietario del piso.

Aunque ahora vive mal, esta misma persona cuenta que estuvo peor hasta hace dos meses. Hasta entonces vivía en una pensión de las afueras de la ciudad en la que, por 1.000 pesetas al día, tenía que compartir habitación hasta con siete hombres más. "El problema es que si llegaba tarde, tenía que dormir en el suelo, puesto que solamente había cuatro camas".

Pintadas en Manlleu

Diversas calles de Manlleu (Osona) aparecieron el pasado fin de semana repletas de pintadas con mensajes racistas e insultos hacia la numerosa comunidad magrebí que reside en la población. La mayor parte fueron hechas durante la madrugada del sábado y, pese a que la brigada municipal se apresuró a borrar las más espectaculares, ayer aún se podían ver mensajes que comparaban Manlleu con la localidad almeriense de El Ejido, donde han ocurrido recientemente incidentes racistas.

Entre las pintadas, que ensuciaron incluso la mezquita que la comunidad islámica tiene en esta población, se podían leer frases como "primero El Ejido, después Terrassa y ahora Manlleu". También aparecieron varias inscripciones en fachadas con el mensaje "Manlleu blanca" o "moros fuera". La policía ha informado de la aparición de varios pasquines con mensajes racistas, algunos con una fotografía de Adolf Hitler y las fechas de su nacimiento y muerte.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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