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El soporte electrónico se incorpora de forma lenta a la oferta de Arco Las galerías aún son reticentes a presentar proyectos en red

En una edición en la que la pintura, de tendencias diversas, ha vuelto a dominar la oferta de las galerías, parece complicado localizar en Arco obras que tengan como soporte principal las nuevas tecnologías. Destaca la presencia masiva de fotografías digitalizadas que adquieren la apariencia de cuadros, escasea el vídeo, hay pocos ejemplos de arte informático y es difícil encontrar en las galerías proyectos de net art hechos para la red.

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En las tres ediciones anteriores de la feria existía un proyecto específico que, al estilo de los Cuttin Edge y los Project Rooms, presentaba trabajos realizados en soporte electrónico, lo que incluía desde el vídeo al net art. Este año, la dirección de la feria consideró que estas nuevas tecnologías se habían incorporado ya con normalidad a la oferta galerística y no tenía sentido dedicarle un apartado especial. Lo cierto es que aún sigue siendo difícil ver obras con estos soportes en Arco, aunque también la fotografía tuvo que pasar una larga travesía del desierto antes de ser aceptada con normalidad por el público. De hecho, un alto porcentaje de la oferta fotográfica de la feria se basa en la manipulación digital de la imagen. Artistas como, por ejemplo, Susy Gómez parten de una fotografía inicial que manipulan manualmente. Posteriormente digitalizan la imagen, de modo que la obra final es el resultado de su paso por el ordenador, lo que en el caso de Gómez se enmarca en la poética distanciada de su trabajo.

La principal novedad de esta edición son las obras que, manteniendo su carácter de objeto artístico, están realizadas mediante la utilización de un software específico. La pieza Ego, que Antoni Abad presenta en la galería Oliva Arauna, es un buen ejemplo. Se trata de una proyección informática de un enjambre de moscas virtuales que van formando de forma aleatoria la frase "y yo" en inglés, aunque el artista ha realizado versiones en todos los idiomas. En esta pieza, Abad asocia las moscas, animal doméstico que él en cierta manera reivindica, con el egocentrismo de los artistas. Su galerista, Oliva Arauna, lleva cinco años apostando por las nuevas tecnologías. "Ahora es algo más habitual, pero cuando empecé no sabía si funcionaría", afirma.

También con la base software destacan las dos obras de John F. Simon Jr. en el stand que comparten la galería madrileña Javier López y la neoyorquina Sandra Gering. Se trata de dos cuadros en movimiento en los que este artista y programador estadounidense va creando diversas composiciones abstractas a partir de un software diseñado por él mismo a partir de obras de clásicos de las vanguardias. En la misma galería pueden verse también otros trabajos electrónicos. Destaca el vídeo de Jordan Grandall, Drive Track 3, que tiene como particularidad el haber sido pensado para exhibirse en un aparato portátil de DVD, formato que, por cierto, ha sido otro de los hallazgos de esta edición. También ha sido utilizado por Manuel Sainz, en la galería Trinta de Santiago de Compostela, en un pequeño vídeo en el que hay un largo bucle con un fragmento de filme de Buster Keaton. Es también un soporte utilizado en la vídeoinstalación de Tete Álvarez, Espejos retrosvisores de la historia, que se presenta en la galería Cavecanem, de Sevilla.

"Nosotros no apostamos por un soporte en sí mismo, sino que depende del proyecto del artista", afirma Javier López, en cuya galería destaca una pieza escultórica realizada con circuitos electrónicos -Counter spiral, del japonés Tatsuo Miyosima- en la que hay progresiones matemáticas. "Es un trabajo que alude a la cultura zen y a la importancia que en ella tiene el tiempo", explica López.

También pueden encontrarse los nuevos trabajos de algunos artistas pioneros a la hora de presentar este tipo de trabajo en la feria. Es el caso de la bilbaína Marisa Gozález, que presenta su trabajo Desviaciones II, con fotografías digitalizadas y un CD-Rom, en el stand de la galería Aele Evelyn Botella, y de las sutiles piezas móviles del valenciano José Antonio Orts en la galería Espai Lucas. En otros espacios pueden verse también trabajos videográficos de diversos artistas, aunque prácticamente el único trabajo de net art que ofrecen las galerías -sin contar el proyecto presentado por el Museo Extremeño de Arte Contemporáneo y el completo recorrido por la historia de este medio que ofrece El País Digital- es la pieza Non Sense del colectivo On Air en la Tomás March.

En El País Digital (www.elpais.es) se ofrece un amplio recorrido sobre la historia del arte creado en la red. Ver el extra Arte.Red.

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