Amaya Arzuaga convierte la asimetría en su sello estilístico
Amaya Arzuaga recupera la "noche informal" como temática de la colección otoño-invierno que ayer presentó en la carpa del Museo de la Ciencia en la jornada inaugural de la Semana de la Moda de Londres. Asidua de la pasarela londinense, que comparte con Alexander McQueen, Husein Chalayan, Jasper Conran o, entre otros, Paul Smith, la diseñadora española apuesta por una silueta de la mujer de volúmenes amplios y formas asimétricas. El color irrumpe en la nueva colección de mujer de Amaya Arzuaga en una paleta que combina el negro y los tonos apagados con naranjas, fuxias y rojos. "Me oriento hacia los tonos oscuros con pinceladas de colores vivos", explica la creadora, que define su apuesta del 2000 como la "noche urbana". "Una noche en la que se puede vestir el mismo modelo de la tarde. Es elegante sin caer en los formalismos", puntualiza.
La asimetría se convierte en denominador común de los patrones del próximo otoño-invierno, hasta el punto de que los críticos de moda presentes en la carpa londinense hablaban ayer de una "marca estética" original de esta creadora de 30 años que sigue afincada en su pueblo natal de Lerma (Burgos).
Ropa ponible y caprichosa
Arzuaga avanza con confianza en la vanguardia de la moda internacional, sin miedo a correr riesgos, pero sin olvidarse del público al que sirve. "Su ropa es muy ponible y a la vez caprichosa. Es divertida, original y, principalmente, de excelente calidad", señala Shaun Sellings, fundador de Palladio, representante en el Reino Unido de la marca Amaya Arzuaga.
En línea con la tendencia internacional del momento, la diseñadora recupera la piel, vetada pocos años atrás de las pasarelas, además del cuero en abrigos, faldas y piezas de pies a cabeza. En los jerséis, estos materiales se combinan con el punto, seña de identidad de la ropa Amaya Arzuaga desde sus inicios. "Moda consiste en dar la vuelta a las corrientes establecidas. Se trata de romper con las tendencias imperantes. El ecologismo es una pose, y si hace unos días hasta las modelos se declaraban ecologistas, hoy ya no lo son y mañana puede que se apunten al jabugo", señala en Londres.
La moda de Amaya Arzuaga es rompedora, pero su titular apenas cambia de estética. Un flequillo infantil da paso a su larga melena y el negro es la única paleta de color en las prendas que lleva esta jornada soleada. El abrigo en piel de conejo teñida de rojo o los combinados de piel estampada imitando al leopardo u otros animales del África negra se dirigen, dice, a la mujer contemporánea, a las cuarentonas con alma joven. La utilización del conejo, un animal que no se cría exclusivamente para servir a los caprichos de la moda, puede salvar las normalmente excelentes ventas, en torno a las 30.000 piezas por temporada, de la firma de Lerma en el Reino Unido. "Sí", comenta Sellings, "la piel es una apuesta controvertida para el público británico, pero, bueno, la piel del conejo es un producto bilateral de su explotación para la alimentación".
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