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Entrevista:JOHN C. MERRILL - PROFESOR DE PERIODISMO Y AUTOR DE LA LISTA 'LA PRENSA DE ÉLITE'

"La prensa de calidad está en el centroizquierda"

John C. Merrill es profesor en la Escuela de Periodismo más antigua de Estados Unidos, la que la Universidad de Misuri tiene en Columbia. Merrill, que lo ha sido todo en la profesión, se jubila este año con una puesta al día de su conocido La prensa de élite. Grandes periódicos del mundo, publicado en 1968. El profesor quería saber cuáles son ahora los periódicos de más calidad del mundo para lo que pidió opinión en 25 países. EL PAÍS está entre los diez primeros diarios y de la encuesta deduce Merrill que la prensa de calidad de hoy en el mundo está en el centroizquierda.El investigador pidió a periodistas, universitarios y altos funcionarios de los cinco continentes, elegidos de forma aleatoria y a los que no conocía, que indicaran cuáles eran los diez grandes periódicos del mundo y las diez características que ellos pedían a ese tipo de prensa. El resultado de sus pesquisas lo publica bajo el título La élite global. Los mejores periódicos del mundo reflejan el cambio político en el número correspondiente al cuarto trimestre de 1999 de IPI Report, la revista del Instituto Internacional de Prensa.

La tabulación y análisis de las respuestas produjo un ranking de calidad informativa en el umbral del siglo XXI, en el que las diez primeras plazas son para The New York Times (EE UU), Neue Zürcher Zeitung (Suiza), The Washington Post (EE UU), The Independent (Reino Unido), Süddeustche Zeitung (Alemania), Le Monde (Francia), Asahi Shimbun (Japón), Los Angeles Times (EE UU), Frankfurter Allgemeine (Alemania) y EL PAÍS.

Pregunta. ¿Cuál es la mayor diferencia que existe entre la lista de ahora y la de 1968?

Respuesta. Ahora se da la máxima importancia a la libertad de prensa, mientras que entre los diez primeros de 1968 estaban Pravda (URSS), Renmin Ribao (China) Borba (Yugoslavia) y L'Observatore Romano (Vaticano).

P. Es un paisaje muy distinto.

R. Es un cambio que se debe, por una parte, al fin de la guerra fría. Pero hay muchos periódicos que han perdido calidad. The Guardian y The Times han perdido mucho prestigio y ya no están entre los diez primeros.

P. Los lectores de la prensa de calidad dan la primacía a la información internacional.

R. Sí. Del grupo de los mejores se han caído periódicos de Estados Unidos que han abandonado la información internacional en beneficio de la local. Y se presta más espacio a los reportajes ligeros. Es un fenómeno que afecta a las revistas. Time, que era muy seria, ahora va más al espectáculo de los temas y la presentación. Cuando la gente piensa en un periódico de calidad piensa en seriedad, noticias puras y duras y comentarios. Quiere dignidad en la presentación, nada de espectacularidad.

P. ¿Cómo puede luchar la prensa de calidad contra sistemas como Internet?

R. Hay que tener en cuenta que no a todo el mundo le gusta leer los periódicos y las noticias en una pantalla. A mí no me gusta. Pero muchos jóvenes sí lo usan y por eso la prensa tiene que estar ahí. Se puede dejar la parte ligera para Internet y la parte seria para la versión impresa, aunque hay que reconocer que Internet proporciona mucha más profundidad a aquellos que quieren bucear en un tema. No sabemos cómo va a evolucionar esto en el futuro. Ahora, con Internet, la mayor razón de ser de los periódicos es la publicidad, que es necesaria para financiar la independencia. Pero hay que tener en cuenta que no todo el mundo está en Internet. Es un medio clasista: los ricos están en Internet, y lo pobres, no.

P. ¿Y los canales de televisión que sólo ofrecen noticias?

R. Hay que ir más allá que la televisión. Los periódicos no pueden competir con la televisión en el terreno de la televisión. Para competir de verdad tienen que dar más profundidad a la cobertura de los temas. La televisión ya no busca las noticias, sino el espectáculo, lo que entra por los ojos. Las imágenes se convierten en la realidad. La gente ve a alguien decir algo en televisión y lo toman por la verdad.

P. La lista de los diez mejores diarios de 1999 es políticamente incorrecta. Blancos ricos occidentales, con la nota particular de Japón, que es asimilable a ese patrón.

R. Es porque no hay buenos periódicos en otras partes del mundo. En los países en desarrollo hay gente inteligente y capaz, pero no hay dinero. Y conseguir buena información es muy caro. En muchos países pobres hay, además, mucha corrupción y se depende de la información que dan sólo los Gobiernos. En la lista de los veinte de 1968 había periódicos de India. Australia, Suráfrica. Lo que me sorprende es ver todavía a Al Ahram entre los 20, a pesar de ser un periódico controlado por el Gobierno de Egipto. No entiendo cómo obtuvo tantas menciones. Quizás porque es muy conocido en Oriente Próximo.

P. ¿Hubiese sido diferente la lista si en vez de preguntar cuáles son los mejores hubiese preguntado cuáles son los más influyentes?

R. Probablemente. Hubiesen estado el International Herald Tribune, que yo hubiese colocado en el grupo de cabeza y que, para mi sorpresa, sólo obtuvo tres menciones, y el Wall Street Journal, que está entre los veinte mejores.

P. ¿Qué conclusión saca de esta lista?

R. Además de la desaparición de periódicos controlados por los Gobiernos en los países comunistas, se han caído de la lista otros periódicos conservadores. Abc estaba en 1968 entre los diez de cabeza, y Le Figaro, entre los veinte. También han desaparecido los grandes periódicos conservadores de Escandinavia. O el alemán Die Welt. Diríase que hay un giro hacia el centroizquierda en la prensa de calidad, que la socialdemocracia, o lo que aquí llamamos liberal, ha ocupado el espacio político y que esa prensa refleja mejor lo que interesa a la opinión pública. Es obvio cuando se mira la lista.

P. Algunos de los periódicos de la lista cooperan entre sí. EL PAÍS, por ejemplo, con Le Monde, The Independent, The New York Times o The Washington Post. ¿Qué nos dice esto?

R. Es un fenómeno nuevo que marca una tendencia que se desarrollará en el futuro. Se produce entre periódicos que trabajan en la misma línea y se debe tanto a afinidades ideológicas como a la necesidad de compartir recursos en un mundo en el que cada vez es más caro producir información de calidad.

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