"Los socialistas ya hemos penado los errores"

Los ediles socialistas que hoy escudriñan la cuenta restringida del alcalde de Madrid nacen de la cosecha de 1995. Ruth Porta y Rafael Simancas entraron en el Ayuntamiento con su partido en la oposición y en puestos de cola. Pero su celo fiscalizador les ha dado renombre. Con una común forma de entender la política, a pesar de que Porta, como renovadora, y Simancas, como guerrista, defendieron a candidatos distintos en las primarias socialistas. Pero derrochan una común osadía frente al PP, sin sentirse condicionados por los escándalos que afectaron a su propio partido en el pasado."Los socialistas ya hemos penado por nuestros errores, y por esto estamos en la oposición. Que no nos hablen de los fondos reservados. Estamos hablando de la responsabilidad de los propios actos del PP", resume Porta.

Ni a Porta ni a Simancas les amilanan las amenazas del PP de desvelar escándalos pasados. "Que los denuncien, pero que ellos rindan cuentas", dicen. Nadie mejor que Porta para verificarlas. Sacó el número uno en la oposición de interventor de Administración local. En el tribunal se sentaba el hoy interventor municipal, Vicente Arnau. Mallorquina de 42 años y miembro del Comité Federal del PSOE, ha presidido la comisión de vigilancia de la contratación del Ayuntamiento y ahora es portavoz en la comisión de Hacienda. Ya protagonizó denuncias de escándalos como los chirimbolos o el invernadero, y esta legislatura ha tenido duros debates por operaciones urbanísticas.

Rafael Simancas, madrileño de 33 años, es licenciado en ciencias políticas y experto en comunicación. Sucedió a Porta en vigilancia de la contratación. Ambos ediles socialistas practican un lenguaje diáfano: "El alcalde quiere ganarse el cielo con el dinero de los madrileños", Porta dixit; "Campo de las Naciones es la cueva de Alí Babá", Simancas dixit. Pero Simancas rechaza la imagen de cazacorruptos: "También propongo planes educativos y de ocio para jóvenes".

Un punto más une a Porta y a Simancas: fueron los primeros que defendieron en el PSOE que había que renunciar al cobro de las dietas.