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Blanquerna

LUIS CARANDELL

Pocas instituciones madrileñas merecen más que la Residencia de Estudiantes el Premio Blanquerna que este año le ha concedido la Generalitat de Catalunya. El galardón, que lleva el nombre del protagonista de un libro de Ramón Llull, de Raimundo Lulio, es un reconocimiento a la labor que personas o instituciones realizan para el mejor conocimiento de Cataluña y de la cultura catalana.

De la Residencia, fundada en 1910 en el seno de la Junta para Ampliación de Estudios, pudo decir don Ramón del Valle-Inclán que era el centro del "Madrid ateniense". Apenas es necesario recordar que, entre la fundación y 1936, pasaron por los sobrios edificios de "la colina de los chopos" Einstein, madame Curie, Freud, Valéry o el compositor Stravinski, entre muchos otros grandes nombres de la literatura, el arte y la ciencia del momento. Y fueron residentes Lorca, Buñuel, Dalí o Alberti.

Pero, ya entonces, la Resi, como la llamaban, no se limitó a ser un foco de irradiación de la cultura internacional y de difusión de la cultura española. Fue, además, un lugar de encuentro de las culturas de España. Muchos intelectuales catalanes se alojaron en la Residencia: el filólogo Coromines, el historiador Gimpera o el periodista Calvet, director de La Vanguardia, pronunciaron conferencias en la "sala cuadrada" y escribieron artículos sobre la Residencia en periódicos catalanes. Y en Cataluña se fundaron instituciones inspiradas en ella.

No sorprenderá que esta casa fuese durante años "una ilustre sombra", como dijo Américo Castro. Pero en 1986 recuperó su estilo de "culto y amistoso intercambio", como se dijo en la entrega del premio. Gente de nuestra época que han pasado por allí han sido el poeta Joan Brossa, el sociólogo Molas, la filósofa Victoria Camps o el polígrafo Pere Gimferrer. Además se han hecho exposiciones sobre Dalí, Gaudí, las vanguardias en Cataluña... Quizá la cultura catalana no sea tan conocida en Madrid como merece. Pero no será por culpa de la Residencia, hoy tan justamente premiada.

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