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Reducir la contaminación de los purines exige 45.000 millones

La cabaña porcina catalana llega al récord de seis millones de cerdosLas explotaciones catalanas producen cada año 12 millones de toneladas de purines

Miquel Noguer

El último censo porcino de Cataluña, correspondiente al mes de agosto, cifra el número de cerdos engordados en granjas catalanas en 5.922.727, lo que supone un nuevo máximo histórico en el sector. En 12 años, la cabaña se ha incrementado en un 12%, pero el crecimiento se ha concentrado en algunas comarcas, como la de Osona, donde ha aumentado un 145% sin que se hayan adoptado las medidas necesarias para afrontar la contaminación que producen los purines. El tratamiento del actual excedente de purines exigirá una inversión de 45.000 millones de pesetas, según cálculos de la Generalitat.

El fuerte crecimiento de la cabaña porcina se ha concentrado en el Pla de Lleida y las comarcas del Gironès, el Pla de l'Estany y Osona. En 12 años, esta última comarca ha pasado a engordar de 337.000 a 828.000 animales. Esta concentración de granjas ha provocado una grave contaminación por concentración de nitratos en las aguas. Tratar los purines exigirá una inversión de 45.000 millones de pesetas en los próximos cuatro años, según el director general de Energía de la Generalitat, Albert Mitjà, quien ha anunciado que en ese periodo se construirán "entre 15 y 20 plantas de tratamiento".Ahora sólo funcionan en Cataluña dos plantas de tratamiento, una en Alcarràs (Segrià) y otra en Les Masies de Voltregà (Osona). Hay otras dos en construcción y se han puesto en marcha ocho proyectos que incluirán entre 12 y 14 plantas más.

Las organizaciones agrarias están luchando para que el ganadero no tenga que pagar el tratamiento puesto que las plantas obtienen un beneficio económico con la venta de la electricidad derivada de la combustión de los excrementos.

No obstante, las dos plantas que funcionan actualmente cobran unas 400 pesetas por metro cúbico tratado. Teniendo en cuenta que cada cerdo produce una media de 0,6 metros cúbicos de purines a lo largo de su vida, el coste de eliminar los purines en estas plantas es de poco más de 200 pesetas por cerdo. Pero lo que puede parecer un precio bajo no lo es tanto si se tiene en cuenta la grave crisis que atraviesa el sector porcino catalán y las pocas empresas familiares que aún subsisten. Durante la mayor parte del pasado año, los precios de venta del cerdo se situaron por debajo del coste de producción, que oscila entre 135 y 150 pesetas por kilo en las granjas familiares. La cotización en Mercolleida subió el viernes 11 pesetas y quedó en unas 140 pesetas por kilo. Según el representante del sector porcino de Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya (JARC), "este precio sólo cubre los costes". La bajada del precio se debe sobre todo a la progresiva implantación del sistema de producción integrada, que convierte al ganadero tradicional en un trabajador más de las grandes empresas del sector.

Un inminente decreto limitará a 8.500 el número de cerdos que puede tener una granja

El sistema de integración consiste en que el ganadero engorda los cerdos que le facilita la empresa integradora con el pienso que produce la misma, de manera que el granjero no puede elegir ni el suministrador ni el comprador.La organización conservacionista Grup de Defensa del Ter, que ha hecho de los purines su caballo de batalla, asegura que "la única solución a los problemas que causan los purines en las aguas subterráneas pasa por reducir la cabaña porcina como ya han hecho países del norte de Europa". Uno de estos países, Holanda, ha conseguido rebajar el índice de contaminación por nitratos de sus aguas gracias a la implantación de sus granjas en terceros países. Cataluña ha sido una de las zonas de Europa que ha recibido un mayor número de cerdos de engorde procedentes de Holanda, hecho que no preocupa a las organizaciones agrarias: "Si hay capitalismo, cada cual tiene derecho a invertir donde quiera. Algunos catalanes también han instalado granjas en la Europa del Este", explica el representante del sector porcino de JARC, David Coll.

Pero la expansión de las empresas integradoras y, sobre todo, de las grandes explotaciones se verá frenada por la inminente aprobación del Real Decreto de Ordenación de Explotaciones Porcinas, que prohíbe la apertura de nuevas granjas de más de 8.500 cerdos. Esta limitación, que no afecta a las granjas ya existentes, también obligará a que la separación de las mayores explotaciones sea de un kilómetro por lo menos. Los sindicatos agrarios y el Ministerio de Agricultura han estado negociando esta semana la posibilidad de que las granjas pequeñas puedan situarse a una distancia de 500 metros.

Se prevé que durante los próximos días se cierren las negociaciones y que el real decreto pueda salir a la luz en febrero. "Por primera vez, todas las zonas de España se regirán por una misma ley y podremos competir con igualdad de condiciones", afirma David Coll. En los últimos meses se han instalado en Castilla granjas de grandes dimensiones que habían sido proyectadas en Cataluña. En cuanto a las distancias entre granjas, Coll cree que sería mejor obligar a dejar un kilómetro de separación por motivos de seguridad sanitaria. En cambio, Unió de Pagesos está a favor de que la separación sea menor para favorecer a las empresas familiares.

Si el plan de la Generalitat para reducir la contaminación se cumple, las plantas de tratamiento de purines de Cataluña podrán eliminar anualmente unos 2,5 millones de toneladas de purines de los 12 millones que se producen cada año. Segun el director general de Energía, Albert Mitjà, ésta sería la cifra que se tendría que tratar en Cataluña "para no romper el equilibrio ecológico". El plan tratamiento de purines por cogeneración ni convence totalmente a los sindicatos agrarios ni gusta a las asociaciones ecologistas. David Coll ha alertado del riesgo de que las empresas que construyan y gestionen las plantas catalanas dejen de tratar purines cuando esta actividad no sea rentable.

"Nos podemos encontrar con que dentro de unos años, cuando se acaben las subvenciones de la Generalitat, estas empresas abandonen el tratamiento de purines". Por ello, el sindicato ha pedido una normativa clara en este aspecto, que obligue a las centrales de cogeneración eléctrica creadas según este plan a mantener esta función a lo largo de toda su vida útil.

Negocio

Las centrales de tratamiento de purines que funcionan en Cataluña producen energía eléctrica aprovechando el calor que se necesita para desecar las deyecciones porcinas. Técnicamente, estas plantas pueden producir energía eléctrica aunque no traten purines, lo que está estrictamente prohibido.

Si producen energía eléctrica al mismo tiempo que eliminan residuos, las administraciones públicas subvencionan estas empresas con poco más de tres pesetas por kilovatio, lo que supone la mitad de su precio de venta. Gracias a estas subvenciones, la producción de electricidad en estas centrales es un buen negocio. Algunos de los concursos públicos convocados tienen ya hasta ocho posibles adjudicatarios.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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