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Entrevista:Joan SifreSecretario general de CC OO del País Valenciano

"Me preocupa la devaluación de lo político"

Cristina Vázquez

CC OO del País Valenciano acaba de presentar los documentos de trabajo que se discutirán en su próximo congreso, previsto en Valencia el mes de mayo. Joan Sifre, secretario general de la organización, presentará, por segunda vez, su candidatura. El dirigente espera que las heridas que se abrieron en el congreso de hace cuatro años, en que sustituyó al histórico Antonio Montalbán, se cierren definitivamente.Después de cuatro años en la secretaría general de CC OO del País Valenciano, Joan Sifre acaba de anunciar que optará de nuevo a este puesto. A su juicio, el sindicato ha madurado en estos cuatro años y ha consolidado una nueva estrategia sindical. Pregunta. ¿Se han visto cumplidos sus objetivos?

Respuesta. El balance es razonablemente positivo dadas las circunstancias en que se produjo el pasado congreso, con una crispación que ha continuado gran parte del mandato. Hemos sentado las bases de una propuesta sindical coherente y razonable, más allá de los debates teóricos y dialécticos que existen en la organización. Porque, a veces, el movimiento sindical, en ese proceso de debate, se ha alejado bastante de las cuestiones que después más pesan. El sindicato ha estrechado la distancia entre las posiciones de debate, ideología, estrategia y realidad cotidiana porque el esfuerzo para atender las demandas y los intereses de los trabajadores y trabajadoras era todavía insuficiente.

P. ¿Qué piden ahora los trabajadores a un sindicato?

R. Que atienda sus legítimas aspiraciones. No con grandes definiciones, que se pierden en lo colectivo. Los trabajadores piden respuesta a la situación de indefensión que provocan las actitudes empresariales de épocas pasadas. Las pequeñas y medianas empresas, donde el sindicalismo está escasamente presente, necesitan a la organización como instrumento de mejora.

P. La realidad social ha cambiado mucho, también la laboral. Las necesidades de un colectivo de trabajadores no tienen que ver con las de otros. ¿Cómo afrontan esta diversidad?

R. El sindicalismo más convencional que sólo se mueve con posiciones esquemáticas y teóricas, que no se liga a los centros de trabajo, no se acerca a los trabajadores y, por tanto, no responde a la actual diversidad del sindicato. La respuesta para seguir siendo representativos está en ser muy próximos.

P. ¿Siente que los sindicatos han perdido protagonismo en estos cuatro años de gobierno de la derecha?

R. Sí, pero no ha sido por el cambio político sino por un proceso de maduración de la propia organización. Tenemos que practicar un sindicalismo que dé respuestas y sea realista. Ha habido grandes cambios que han afectado al mundo del trabajo, y lógicamente el sindicato se ha de apegar mucho al terreno para responder a todas estas cuestiones. Creo que lo fundamental es que tenemos muy asumida nuestra condición de sindicato de clase, que ha nacido de una condición laboral y que por lo tanto ha de dar respuestas útiles.

P. ¿Cuáles serán las líneas fundamentales del congreso del País Valenciano [será en mayo]?

R. El lema es Trabajemos por un país solidario. Se trata de recoger las grandes inquietudes que tenemos: empleo, servicios públicos, protección social, el compromiso público con la red básica de solidaridad, y una organización que pesa y participa e impone su interlocución en función de su representatividad. La participación será clave y también el empleo, porque los indicadores macroeconómicos son cada vez menos optimistas.

P. El sector crítico de CC OO-PV anunció que plantará batalla en el congreso. ¿Le preocupa?

R. A lo mejor parece una pose, que puede ser ridiculizada, pero creo que la reelección es un problema menor. Lo importante para mí es mantener la coherencia, lograda gracias a un proyecto colectivo y que está garantizado por un trabajo de equipo, por tanto que sea mengano o fulano es secundario. Me interesa que no haya más bandazos ni más heridas y mantengamos una línea de crecimiento como la de este periodo pasado. Que algún sector o colectivo dentro del sindicato se manifieste, me parece legítimo.

P. ¿Por qué no se ha logrado integrar a esta minoría crítica?

R. Por las dinámicas que se generaron en el último congreso, que causaron heridas personales. Pero dudo que se pueda practicar otra línea sindical. Entonces se dieron unas dinámicas que no eran exclusivamente internas del sindicato, que estaban condicionadas por el debate en la izquierda, los posicionamientos políticos... Quiero que en este congreso seamos capaces de dialogar entre nosotros y, en cualquier caso, que no padezca la organización.

P. ¿Como dirigente sindical se ha visto practicando en algún momento la oposición política?

R. En mi discurso ante el sindicato siempre he dicho que somos una organización con tinte ideológico, pero nos hemos cuidado de no cubrir ningún espacio de ese tipo. El movimiento sindical no tiene que hacer esa suplencia, porque igual que pedimos autonomía, el movimiento político debe disponer de sus propios resortes. No podemos, además, acompasar nuestras demandas a ninguna opción política. También he aprendido que esa pretendida traslación de lo sindical a lo político o al contrario, es absolutamente falsa. Creo que los partidos de izquierda responden a un electorado tan plural o más como pueda ser hoy la condición obrera y, por tanto, no tiene sentido esa alianza.

P. De la acción del Consell ¿qué le preocupa de verdad?

R. En general, no de la acción de gobierno, me preocupa la devaluación de lo político. Quienes somos partícipes de un espacio público somos sensibles al deterioro de un aspecto tan fundamental de lo público como es lo político. También me preocupa esa forma aparentemente indolora de introducir cambios profundos en la cosa pública y política. La política de gestos, la devaluación de los intrumentos democráticos como la ley de presupuestos y de acompañamiento, o ese lugar común que tanto frecuenta el gobierno de la derecha y su clientela política y social de que lo privado es más eficiente que lo público. Ese planteamiento indoloro de la España de las oportunidades, que yo critico profundamente porque se sitúa antes de la crítica social, esa forma de solidaridad que no cuesta...

P. Pero CC OO-PV ha sucrito varios acuerdos con el Gobierno de Eduardo Zaplana.

R. Reconozco al partido en el gobierno que ha cuidado el movimientos sindical. Tengo que reconocerles la inteligencia, al menos en lo que se refiere a la divulgación. Las mismas cosas aparecen en diferentes convenios. Por otro lado, el movimiento sindical ha de ser pragmático y ofrecer resultados a los trabajadores y con independencia de las grandes diferencias que tenemos, es posible llegar a acuerdos concretos atendiendo a los contenidos.

P. La unidad de acción con UGT ha empeorado. Incluso ha habido descalificaciones. ¿Por qué?

R. No quisiera hablar de los desencuentros, que son claros porque somos organizaciones distintas, incluso la composición sociocultural de ambas es bastante diferente. Las diferencias son por conceptos y por objetivos concretos. Indudablemente han pesado las elecciones sindicales y las relaciones que se mantienen con la referencia política. A pesar de todo, lo que me interesa es seguir avanzando en la política de unidad sindical porque los trabajadores no entienden el discurso de la desunión ya que son más pragmáticos. Además, CC OO no ha caído en las descalificaciones.

P. Es inevitable que le pregunte por la izquierda valenciana.

R. La izquierda ha de ser capaz de ilusionar con su proyecto y el recuento de las propias ovejas impide ampliar los horizontes, cambiar y mejorar. En el País Valenciano existen figuras que han manifestado una tenacidad por la defensa del progreso que no están donde debieran. Como escribe Ernesto Sabato "más que las raíces pesan los desarraigos". La sociedad no puede perder a esas figuras ni a otras tan señeras como Sanchis Guarner, Enric Valor, Joan Fuster, Vicent Ventura y otros tantos, que han marcado una línea de progreso.

P. ¿Y qué le parece la oferta del PSOE a IU?

R. El momento que vive la izquierda es muy interesante, sorprendente y hasta un poco arriesgado por el proyecto en que se han embarcado. Pero no deja de sorprenderme porque lo que no ha sido posible aquí en Valencia sí podría ser posible en Madrid.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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