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Philip Morris creó un 'lobby' en España

La tabaquera planificó influir en la sociedad para minimizar los efectos del tabaco en la salud

Philip Morris creó un lobby en España a principios de los años 90 para bloquear cualquier medida restrictiva del Gobierno hacia el consumo y la publicidad del tabaco, tal como reflejan dos de los miles de documentos que la mayor tabacalera del mundo ha desclasificado a través de Internet, una vez que los litigios que mantiene en Estados Unidos le han obligado a abrir sus archivos. Hasta 1993, Philip Morris España estuvo participada en un 50% por el Estado a través de Tabacalera.La documentación de la multinacional referida a España y otros países había pasado hasta el momento inadvertida. Los primeros informes secretos que emergieron durante los juicios en EE UU reportaron otras noticias y descubrimientos. Por ejemplo, que el cigarrillo light fue creado para que pareciera más seguro aunque era igualmente dañino. Philip Morris tuvo que reconocer que la nicotina es adictiva y provoca cáncer de pulmón, enfisemas y otras enfermedades cardiovasculares, tal como venían advirtiendo las autoridades sanitarias desde hacía tres décadas.

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Ahora, Philip Morris y otras compañías tendrán que hacer frente a indemnizaciones billionarias por la decisión de la justicia americana de indemnizar a miles de consumidores. Además está aún pendiente otra causa presentada por la Fiscal General de EE UU, Janet Reno, quien busca una compensación económica por los miles de dólares que le cuesta a la sanidad pública americana la atención de los millones de fumadores activos y pasivos.

Aunque la información relativa a España está en Internet al alcance de cualquier usuario, han sido profesores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad John Hopkins de EE UU los que la han recopilado y la han hecho llegar a los miembros del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que, indignados, han puesto el grito en el cielo. "Ahora entendemos por qué apenas ha existido en España una regulación nacional sobre el tabaco. La industria ha demostrado tener una tremenda eficacia", afirma su presidente, el cardiólogo Víctor López García-Aranda. Este comité aglutina a 20 sociedades científicas españolas, entre ellas las de Cardiología, Epidemiología, Ginecología y Neumología.

Son dos los informes clave de Philip Morris por su contenido y detalle sobre España. El primero, datado en mayo de 1990, está elaborado por la propia corporación internacional y se titula Plan de Trabajo para España y Portugal. En él se desmenuzan las "acciones de presión" para "retrasar la aprobación de un real decreto" que prohibiese la publicidad del tabaco, así como la misión de influir en científicos y periodistas españoles para que éstos minimizaran los efectos del humo del tabaco entre los fumadores pasivos. Entre "lo hecho" se contabiliza la "movilización de la prensa para cuestionar y atacar la propuesta de prohibición de publicidad", así como la creación en febrero de 1990, "bajo la dirección de Philip Morris", de la Asociación Española del Tabaco, desde entonces la patronal española del sector y portavoz de la industria ante el Gobierno.

El contenido del plan demuestra que una de las máximas preocupaciones de Philip Morris consistía en restar credibilidad a la literatura científica que advertía claramente de los efectos negativos del humo del tabaco en la contaminación del aire en zonas cerradas y en la salud de los fumadores pasivos. Entre sus actuaciones para influir en la sociedad a través de los medios de comunicación, el informe cita un acto celebrado en Madrid el 7 de mayo de 1990, en cuyo programa figuraba el entonces reciente premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela. Marina Castaño, esposa del escritor, confirmó ayer la asistencia de su marido en el acto, que fue organizado por la Fundación Libertad. En el coloquio también intervinieron Julián Marías, Pedro Laín Entralgo y José Luis Pinillos. El tema del coloquio fue La libertad de forma genérica y en suintervención, el escritor no hizo ninguna referencia ni al tabaco ni a los fumadores, según Castaño, quien añadió que el Nobel dejó de fumar "por prescripción facultativa" hace 22 años.

Los estrategas americanos de Philip Morris impulsaron en 1990 los primeros contactos entre la industria tabaquera y el sector de la restauración para aunar esfuerzos. Ese año, un portavoz de la Asociación de Restauradores de Beverly Hills (EE UU) viajó a Madrid para contactar con importantes propietarios de restaurantes y miembros de la industria. "Durante estos encuentros, los restauradores españoles fueron informados del impacto negativo de las restricciones del tabaco que han tenido lugar en Beverly Hills y cómo las medidas de presión forzaron a las autoridades locales a variar sus decisiones para permitir fumar", relata el plan de trabajo, en el que se confirma que los encuentros los organizó Philip Morris España a través de un "excelente contacto" con la Confederación de Hoteles y Restaurantes, institución que hoy ya no existe y que entonces copresidían Antonio Rubio (Hoteles) y Francisco Izquierdo (Restaurantes).

El segundo documento clave que Philip Morris manejó para planificar su estrategia comercial en España lo realizó la empresa de comunicación Burson-Masteller y data de enero de 1992. Titulado Programa de aceptación social. Primeras recomendaciones para España, Burson-Masteller sugirió la posibilidad de que el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez liderara el mensaje sobre "la libertad individual de elección". "Este asunto está muy cercano a su corazón: él es uno de los pocos políticos y personalidades que fuman en público", se asegura en el capítulo dedicado a estrategias. Este diario no ha podido contrastar esta información con Adolfo Suárez. Burson-Masteller España asegura que esta recomendación jamás se llevó a cabo.

Otro de los "portavoces famosos" que se propuso, en este caso para controlar el mensaje anti-tabaquista, fue el presentador de televisión Gran Wyoming (José Miguel Monzón), "considerado moderno y progre y sin afiliación política. Buen profesional y disciplinado en su trabajo", señala Burson. Wyoming afirma desconocer cualquier mención suya en un informe publicado por Philip Morris y replica: "Han puesto mi nombre como podían haber citado el de Antonio Resines". Wyoming, que no fuma y dice haber rechazado participar en debates entre fumadores y no fumadores, indica que ningún representante de la industria le ha hecho tal propuesta: "Mi única actuación en este tema ha sido participar en el disco Todo por el humo, porque me lo pidió mi amigo Moncho Alpuente".

Precisamente Alpuente es otro de los nombres célebres que barajó Burson, en este caso como posible portavoz del Grupo de Fumadores que Philip Morris impulsaría más tarde bajo el nombre de Club de Fumadores por la Tolerancia. Finalmente, Burson propuso no tenerlo en cuenta: "Alpuente no es recomendable porque no es una persona controlable", indicaba. Según ha explicado el propio periodista a este diario, Philip Morris le pagó durante dos años una gira de conferencias por España y Sudamérica entre finales de los años 80 y principios de los 90. "Me pagaban por dar una conferencia sobre los derechos de los fumadores que yo ya había realizado en otros foros sin cobrar", explica. "En mis intervenciones", prosigue "nunca hablé de marcas y jamás entré en el juego que me proponían algunos directivos americanos de que si les hacía caso viviría a lo grande...".

Alpuente asegura que los directivos de aquella época eran "muy directos", pero precisa que hace años que no ha vuelto a sufrir ninguna otra presión similar. El periodista segoviano continúa siendo miembro del Club de Fumadores por la Tolerancia, que preside el dibujante Antonio Mingote y que cuenta entre sus socios a célebres periodistas y escritores de gran influencia en los medios de comunicación.

Mingote, que también desconoce la existencia de estos informes, asegura que participa en este foro porque cree que "cada día se hace más imposible la convivencia entre fumadores y no fumadores". "Yo no fumo", -añade "y entiendo que a la gente le moleste el humo. Pero no hace falta más leyes; la cortesía ha de ser suficiente".

El segundo documento de Burson-Masteller recoge también los datos de un estudio sociológico que Philip Morris elaboró en 1989 y en el que se reconocía que el 73% de los españoles era entonces favorables a que el Gobierno aprobase leyes restrictivas para fumar en áreas públicas. Ante esta contrariedad, pero teniendo en cuenta que "la sociedad española es más tolerante con los fumadores que la de otros países europeos", Burson-Masteller proponía un objetivo a largo plazo: "Crear un clima social donde el fumar esté bien aposentado en la sociedad aunque contradiga las cuestiones de salud".

Afirmaciones como esta última ha levantado ampollas entre los médicos y científicos del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, quienes denuncian que la industria ha pagado muchos estudios para favorecer sus intereses. Aunque dicen conocer cuál es el precio que se acostumbra a pagar en otros países por elaborar un artículo científico que desmitifique los efectos del tabaco en la salud (1,5 millones de pesetas), reconocen no poder apoyar esta afirmación con ningún ejemplo español.

La influencia interesada de la industria sobre la comunidad científica fue una de las primeras cuestiones que la prensa norteamericana ventiló hace ya más de un año tras la desclasificación de los informes de las empresas tabaqueras. Así, se descubrió que ya en 1956 la industria americana creó el Tobacco Institute para coordinar la comunicación de los fabricantes y retribuir a científicos para que contrarrestaran en la prensa especializada los estudios sobre la nocividad del tabaquismo pasivo, tal como ha recogido la revista Quark del Observatorio de Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) en su número 12 (1998).

La publicación de la UPF recuerda que entre los años 1992 y 1993 se produjo una "contestación inducida" al estudio de la Environement Protection Agency, según el cual el tabaquismo era responsable de un 20% de los cánceres de pulmón entre los no fumadores sometidos a un entorno de humo procedente del tabaco. También reseña que en abril de 1996, numerosos periodistas europeos recibieron un amplio dossier del denominado European Working Group, en el que se establecía "la evidencia de que el humo del tabaco no era una causa primaria del carcinoma de pulmón".

Otros de los puntos que Philip Morris incluye específicamente entre sus recomendaciones es "presionar a los funcionarios de salud". El Ministerio de Sanidad, a través de su director general de Salud Pública, Juan José Francisco Polledo, afirma que estos documentos representan "un atentado a la libertad de las personas". Francisco Polledo ha mostrado su sorpresa por el contenido de estos planes comerciales: "Van en contra de la libertad de las personas porque no olvidemos que estamos hablando de una sustancia, la nicotina, que es adictiva y provoca graves consecuencias en la salud, tanto en fumadores activos como pasivos". En España hay unos 12 millones de fumadores, el 37% de la población mayor de 16 años, según la última Encuesta Nacional de Salud.

Por su parte, Philip Morris España se defiende y recuerda que el Estado era propietario del 50% de esta compañía en el momento en que se elaboraron estos informes, control que mantuvo hasta 1993 a través de Tabacalera. En cualquier caso, Javier Areitio, director de Asuntos Corporativos de Philip Morris España, afirma que ambos documentos "están obsoletos en objetivos y acciones". Areitio, que trabaja en la compañía desde febrero de1993 -cinco meses más tarde fue elegido eurodiputado por el Partido Popular- quita importancia a los informes publicados en EE UU, porque "eran meras recomendaciones que jamás se llevaron a cabo".

Asimismo, el consejero delegado de Burson-Masteller en España, Carlos Lareau, afirma que el documento que su compañía confeccionó para Philip Morris en 1992 fue sólo "una propuesta inicial que no fue aceptada y que no se ejecutó". Burson-Masteller no empezó a colaborar de manera estable con Philip Morris España hasta 1994, aunque anteriormente hizo trabajos concretos, como coordinar la gira que en 1990 realizó el portavoz de la Asociación de Restauradores de Beverly Hills.

Respecto a las aseveraciones del informe en las que se desdeñaban las cuestiones relacionadas con la salud, Lareau aclara: "El documento trata sobre el mantenimiento de la aceptabilidad social del hábito de fumar en un nuevo contexto en el que es necesario tomar en consideración las preocupaciones sobre la salud de los ciudadanos; pero no trata en absoluto sobre los efectos del tabaco en la salud".

En las recomendaciones inciales para vender más cigarrillos, Burson realizó una lista de medios de comunicación españoles en los que propuso actuar, entre ellas varias publicaciones destinadas a adolescentes. La edad media de las personas que se inician en el consumo de tabaco en España es de 13,5 años.

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