Autodeter...gente
LUIS DANIEL IZPIZUA
Leo estos días a analistas políticos y expertos en nacionalismo vasco y compruebo que todos ellos señalan una permanente tensión binaria en la historia de nuestro partido principal. Siempre hubo abstencionistas y participativos, autonomistas e independentistas, apocalípticos e integrados, Luis y Sabino Arana, Aguirre y Monzón, Arzalluz and...Arzalluz. Aquí se rompe la cuerda de doble hilo, si es que se puede asegurar que esos dos nombres idénticos corresponden a una sola persona y no a dos, tres, una multitud. Yo me inclino por el prodigio, y estoy casi convencido de que Arzalluz es más que sí mismo, que es y no es, que en su naturaleza es puro éxtasis y puro receso de esa tensión binaria. Sístole y diástole.
No conozco al detalle las resoluciones aprobadas en la recién celebrada Asamblea Nacional de nuestro partido principal. Hablo de leídas de una prensa seguramente colonizada, pero a veces me gusta saber...y a veces me gusta no saber. Como podrán comprobar, también yo soy binario. Y me encanta también a mí ser más que yo mismo. Hoy, por ejemplo, me he despertado como probo ciudadano que hace gárgaras con la prensa y extrae de ese gro-gro una versión definitiva de las cosas. Si quieren que les diga toda la verdad, me he visto Laurel antes de peinarme y Hardy después, lo que no sé si es un consuelo. Pero he decidido no mirarme al espejo al sentarme a escribir, porque, como a muchos probos ciudadanos, me gustaría verme igualito a Arzalluz y no quiero llevarme una decepción.
Todos guardamos en nosotros mismos un genio al que aplaudir. Y él es la fantasía hecha carne de ese genio. Lo he visto actuar un par de veces y en ambas ocasiones redimió a sus oyentes por aclamación. Pero no sólo es un genio de la escena. Lo que me vincula a él en realidad es que es un genio del desastre. Es pura hibris, y le fascina torear la catástrofe. En veinititantos años que creo que lleva dirigiendo su partido, ha puesto a éste -y al país- en esa situación límite que constituye su caldo nutricio. Ahí se mueve como pez en el agua. Ha conseguido que se haga realidad lo de menos es más y que podamos asegurar que nunca tan poco poder mandó tanto. Colgado de un talón en el trapecio hace virguerías. Necesita la agonía para ser y consigue ser excelso. Lo comprobarán ustedes en muy poco tiempo.
De hecho ya ha reiniciado su remontada, y lo ha hecho por aclamación. Que nuestro partido principal se decida por la autodeterminación es algo que puede gustar a algunos y disgustar a otros tantos. Supongo que habrá quienes vean en esa orientación una señal del polo apocalíptico y hablarán de radicalización y hasta de lanzarse al monte. Todo puede ser, pero leo al Arzalluz sonriente en la prensa seguramente colonizada entonar el "cuán largo me lo fiáis" y concluyo que tanta felicidad deriva de un nuevo juego contra el Infierno. Nada de rupturas, sólo es cuestión de asepsia. Se trata de limpiar el horizonte para que todo vuelva a ser posible. No se rechaza el Estatuto ni las instituciones actuales, sino que se pretende partir de ellas y abrir perspectivas para su desarrollo. Cómo se pretende desarrollarlas y hacia dónde ya no queda tan claro. Pero se amplía el terreno de juego como un manto virginal bajo el que puedan cambalachear todos. Si el discurso pone obstáculos al poder, limpiémoslo. Es lo que se ha hecho.
Naturalmente, lo que se impone tras este giro soberanista es el pragmatismo. Sería algo así como la cuadratura del círculo, la superación de la tensión binaria. Con la autodeterminación en una mano y lo que hay para el día a día en la otra, el equilibrista vuelve a ocupar el centro del alambre. Dará más peso a una mano o a otra a conveniencia, y la autodeterminación podrá ser pedrusco para unos y vaselina para otros según le soplen los vientos al que manda. El poder se ha apoderado de todos los discursos, es decir, los ha neutralizado todos. Ahora ya sólo le queda repartir prebendas. Si los demás se prestan a ello, seremos más o menos felices; en caso contrario, continuarán las agonías.
Eso sí, con agonías o sin ellas, ellos seguirán decidiendo por nuestro bien sin que sepamos por qué, ni si ése era siquiera nuestro bien. Será siempre el bien de Euskadi, hasta con stock options de por medio, luego...Y como nos han señalado el paraíso, no podremos hacer menos que seguirlos. Así sea.
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