Intimidad

Los periodos electorales son un buen momento para conocer las intimidades de nuestros políticos. Así nos enteramos que el señor Aznar hablaba catalán en la intimidad. El presidente Pujol, por su lado, escucha a los Chunguitos en la radio del coche. Quizá en esta campaña la alcaldesa de Valencia, el presidente Zaplana y otros miembros de su gobierno nos sorprendan diciéndonos que leen Enric Valor, cuya muerte ha generado una serie de frases laudatorias ahora que ya no molesta. Bien está que se reconozca su valor y que le dediquemos plazas, calles... Pero a estos señores comenzaremos a creerlos cuando además de hacer todo eso demuestren su amor por la lengua. Y lo podemos hacer de una manera muy sencilla y que no costará demasiado dinero, por ejemplo que los programas de gestión de centros, que envía la Consejería de Educación, no tengan faltas ortográficas. Sería mucho pedir que en los escritos bilingües no se llenara sólo la parte en castellano? ¿El presidente de la Generalitat podría utilizar el valenciano en sus intervenciones públicas? ¿Una televisión valenciana en valenciano es inviable? Normalizar el valenciano a estos niveles es también reconocer la obra de Valor. Pero todo eso, claro, ni se puede hacer en la intimidad.- y cuatro firmas más del Col.lectiu Cordaipoal.