El hombre de los billetes de 10.000: una exposición en Novelda recopila documentos y testimonios de la vida del marino y matemático Jorge Juan
Jorge Juan y Santacilia nació en 1713 en Novelda (Vinalopó Mitjà) y hasta 200 años más tarde casi no le conocían ni en su pueblo. Pese a que su rostro sereno nos mira ahora desde los billetes de 10.000 pesetas, el peligro de la desmemoria que siempre gravita sobre los hechos y personajes históricos se cebó con este marino y matemático que midió el meridiano de Perú y realizó valiosas aportaciones a la ingeniería naval. Para reparar este daño, la CAM y el Ayuntamiento de su localidad natal montaron la muestra El legado de Jorge Juan, que se exhibe en la Casa Museo Modernista hasta el 30 de enero.La exposición, con un ánimo muy didáctico, inserta en el elegante entorno de la casa modernista multitud de documentos y objetos que sirven para introducirse en la vida y obra de este sabio del que tan poco se sabe. El director de la casa museo, José Payá, lo reivindica sin ambages: "Fue un personaje muy avanzado a su tiempo que contribuyó notablemente a la modernización de España, especialmente en el campo de la construcción naval, y aunque la gente le recuerda más como marino, fue un gran matemático".
Pese a esto, hasta 1913, segundo centenario de su nacimiento, no recibió Jorge Juan un homenaje en firme por parte de sus paisanos. Hubo dos tímidos intentos en 1881 y 1883, pero el grande llegó en el siglo XX. Un periódico de la época narra los fastos, que incluyeron la inauguración de la estatua situada en el corazón administrativo del pueblo: la plaza flanqueada por Ayuntamiento, Juzgados e Iglesia y en la que desemboca la calle Mayor, donde se ubica el museo que acogerá su legado documental, adquirido por la CAM en 1996 y que quedará abierto al estudio y la investigación. Tan grande fue el orgullo de los noveldenses al recuperar a su hijo predilecto que casi todos los niños nacidos en 1913 llevan por nombre Jorge Juan.
Rigurosamente científica, la exposición narra la historia profesional y sentimental de un sabio modesto pero muy eficaz a partir de datos con respaldo documental. Para ello cuenta con legajos y manuscritos traídos de varios archivos españoles y con objetos de medición de la época que bien podrían haber estado en sus manos.
Así, se cuenta con la partida de nacimiento de Jorge Juan en la hacienda noveldense de El Fondonet, lo que cancela viejas discusiones en torno a su origen. A los 12 años ingresó en la Orden de Malta, como figura en su título. De vuelta a España, unas patentes reales certifican su ingreso en el cuerpo de Guardias Marinas.
Su fama como matemático proviene de la medición del meridiano terrestre en la América Ecuatorial y en las cercanías del Polo Norte. Una parte de la expedición comenzó las mediciones en un extremo y la otra en el contrario. Cuando se unieron a la mitad del camino habían pasado once años y llevaban en las mochilas datos que contribuyeron a fijar de forma mucho más precisa las rutas de navegación y a demostrar que la tierra no es redonda, sino achatada en los polos. Algunos de estos descubrimientos los tuvo que disimular porque la Inquisición todavía se mostraba quisquillosa con los científicos.
Sus éxitos le valieron a Jorge Juan la confianza de los monarcas, bajo cuyo mando trabajó en misiones de suma importancia. Fue embajador en Marruecos por orden de Carlos III y espía en Gran Bretaña, desde donde mandaba mensajes cifrados que se exhiben en Novelda.
Incluso postrado en el lecho de muerte, Jorge Juan continuó enseñando. En una extensa carta redactada días antes morir, desaconsejó al rey que construyera barcos siguiendo los estilos francés e inglés y le recomendó su método, que rehuía el empirismo tradicional para aplicar a la ingeniería naval métodos propios de la física y la matemática. El tiempo también le dio en esto la razón.
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