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Reportaje:

NUEVOS MÉTODOS Historietas infantiles de papel

Wensceslao Vila Poupariña es uno de esos maestros enganchados a su profesión que no se deja abatir fácilmente por las dificultades. Si un método de enseñanza no da los resultados apetecidos, hay que buscar una alternativa más atractiva. Así fue como, hace ya una década, este docente descubrió los valores pedagógicos del cómic. El hallazgo se tradujo en la publicación de diferentes libros sobre el tema, en un taller de cómic en el colegio almeriense de San Agustín (El Ejido) donde ejerce desde hace años y en el intercambio de conocimientos con otros docentes y licenciados que, en muchos casos, han seguido en sus aulas la experiencia iniciada por Wenceslao Vila.Blancanitos y los siete enanieves, Pocatontas o Pijote de la Marca son, a pesar de lo que pudiera parecer, serios personajes de cómic. Tan serios como que han surgido de la creatividad de alumnos del colegio San Agustín, donde Vila comenzó a experimentar con las posibilidades del tebeo como instrumento pedagógico.

Mientras aún se cree que el niño que lee tebeos en lugar de hacer los deberes está perdiendo el tiempo, este profesor, distinguido, entre otros, con el premio de Investigación Educativa de Andalucía Joaquín Guichot, ha demostrado que las historietas de papel pueden ser un perfecto aliado para incentivar a los estudiantes.

Así hago un cómic. Así aprendo a escribir es el título de una de las publicaciones de Vila que mejor acogida ha tenido, especialmente en países latinoamericanos como Argentina, Chile, Colombia, Panamá o Venezuela, entre otros, donde ya es difícil encontrar un ejemplar.

"Hay alumnos a los que no les gusta estudiar, ni esforzarse. Sin embargo, cuando llegan al taller de cómic siempre están dispuestos a hacer lo que se les pida. Hacen sus historietas en sucio y después las corrigen. Las pasan a limpio, las vuelven a corregir y no les importa repetir ese proceso un montón de veces. Aprenden, aún sin saberlo, a tomar el hábito de corregir lo escrito y a preocuparse por que quede lo mejor posible", explica. La imaginación, la expresión oral y escrita o técnicas de estudio como el subrayado y el resumen son alguno de los conocimientos que estos alumnos adquieren sin que se les imponga.

"A lo largo de todos los años que llevo trabajando con el cómic he descubierto a verdaderos artistas, algunos podrían acabar incluso ilustrando libros. Pero sobre todo he logrado que los alumnos no tengan pereza a la hora de escribir y que se esfuerzen por hacerlo mejor cada vez", comenta Vila.

Sin embargo, pese a lo que pudiera parecer, llevar a cabo un taller de tebeos (este profesor trabaja actualmente con alumnos de Secundaria) no consiste simplemente en proponerle al chaval una idea y dejarle que la plasme sobre el papel. El proceso es más complejo y confeccionar una historieta puede llevar todo un curso. Hay que escoger, a través de unas técnicas ya predeterminadas el nombre del personaje con el que se va a trabajar, hacer un guión en verso, un argumento en chino (palabras claves de la historia), un subrayado de las ideas principales que se contarán, un perfil psicológico del protagonista...

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"Los chavales admiran que se puedan decir cosas a través de dibujos y se sienten mucho más motivados para aprender cuando ven que ellos pueden elaborar una historieta como las que podrían leer en cualquier cómic", explica el profesor, quien, sin embargo, admite que el cómic aún sigue arrastrando cierto desprestigio.

La mejora en el rendimiento académico de los alumnos que han participado en talleres de cómic es ya una evidencia y la motivación es, para Vila, la principal razón de ello.

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