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Entrevista:TIM BURTON - DIRECTOR DE CINE

"A la larga resulta cómodo ser un inadaptado"

Elsa Fernández-Santos

Su definición de la actriz Christina Ricci ("es la hija perfecta de Bette Davis y Peter Lorre") es un ejemplo de cómo locura, ingenio e inteligencia conviven bajo su melena disparatada. Tim Burton (Burbank, California, 1958) presentó ayer en Madrid su última película, Sleepy Hollow, basada en un relato de Washington Irving sobre la leyenda del jinete sin cabeza que en 1799 aterrorizó dicha localidad norteamericana. El filme narra la investigación de Ichabod Crane (Johnny Depp), que acude a Sleepy Hollow para demostrar que el jinete es fruto de la fantasía colectiva. Christina Ricci, Christopher Walken y Miranda Richardson completan el reparto de la película, que se estrena en España el próximo día 21."Yo soy el jinete sin cabeza", dice Burton, sin dejar de tamborilear con sus dedos sobre la mesa o sobre su cabeza. El director se ríe y explica por qué el personaje del investigador le recuerda a sí mismo: "Me gustan las contradicciones del personaje, me identifico con su forma de hablar de cosas de las que evidentemente no sabe nada, su máscara de arrogancia y su inseguridad, su manera de querer ser valiente, cuando es un cobarde. En todo eso, me parezco a él".

Poemas y dibujos

El estreno de la película coincide en España con la publicación del primer libro de Burton, La melancólica muerte de Chico Ostra (Anagrama), un libro de poemas y dibujos lleno de niños solitarios y excéntricos enmarcado en el modelo del nonsense de Edward Lear y Lewis Carroll. "El libro me ayudó a centrarme en un mal momento; soy muy disperso, pero dibujar y escribir me ayuda a concentrarme. No son personajes literarios, son símbolos de algo, generalmente de estados de ánimo".

Cuando se le cita a Burton la definición que de él hace su actor favorito, Johnny Depp, se carcajea de nuevo y dice que la cita vale igualmente para el actor. "Nunca", ha dicho Depp, "he visto a nadie tan inadaptado adaptarse tan bien y tan a su manera". "Siempre fui extraño", continúa el cineasta, "al principio era triste, pero luego empezó a ser liberador. Cuando pareces un excéntrico, la gente acaba por dejarte en paz, te puedes vestir y comportar como quieres, todo está permitido, y eso, a la larga, te proporciona una libertad que no tienen los demás. Mi naturaleza es sentirme siempre incómodo, y creo que eso me ha obligado a no parar nunca. A la larga, es cómodo ser un inadaptado".

Las dificultades para sacar adelante el proyecto de un nuevo Superman interpretado por Nicholas Cage dejaron hace casi dos años "agotado" a este cineasta instalado en una industria "incapaz de darse cuenta de que al final, por muy grandes que sean las películas, alguien de carne y hueso tiene que hacerlas. En Hollywood, cada vez hay menos sitio para el cine personal".

"Fue entonces cuando me ofrecieron Sleepy Hollow y ni me lo pensé. Conocía la leyenda, porque es de las pocas que tenemos en nuestro país. Siempre me gustó la imagen y el símbolo del hombre sin cabeza que va por ahí cortando las de los demás. Es el tipo de relato que me gusta desde niño; esas historias oscuras, con mal tiempo, que te interesan cuando naces en un lugar tan soleado como el sur de California. Donde yo crecí no había lugar para este tipo de historia. Mi mundo siempre fue blanco y luminoso, lineal y sin emoción. Por eso, como dice mi madre, los monstruos me gustaban ya mucho antes de hablar, era inevitable en ese entorno de idílica urbanización cuadriculada".

Sobre Sleepy Hollow, una película en la que la risa y el miedo del espectador se confunden, Burton añade: "Me gusta la mezcla de géneros y de elementos. Sólo las cosas extremas me resultan reales. Lograr un equilibrio fue lo difícil. No sé si es una comedia o un drama. Es gracioso y a la vez terrible, es triste y alegre. Cada día, durante el rodaje, intentábamos buscar ese equilibrio. Depp fue definitivo para lograr esa mezcla de tonos; él tiene la capacidad de jugar a diferentes bandas, puede resultar cómico, romántico y trágico".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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