Italia aplica fuertes límites al uso de coches en domingo para paliar la contaminación
Milán no permitió ayer otro transporte que el público desde las ocho de la mañana
Italia, uno de los países más vinculados a la industria y a la estética del automóvil, ha decidido emprender una batalla drástica contra la contaminación urbana: Milán prohibió ayer la circulación de vehículos privados desde las ocho de la mañana a las ocho de la noche, Turín tomó una decisión similar el pasado viernes, y en Roma y otras ciudades se aplican desde hace tiempo restricciones parciales. Una semana de fuerte emergencia ambiental en el norte del país, con altos índices de dióxido de azufre y otras partículas nocivas, reforzada por la ausencia de lluvias, ha agravado el problema.
La situación llevó a Turín a prohibir el pasado viernes, entre las siete y las doce de la mañana, la circulación privada. En Milán, ayer, por vez primera en 25 años, no se permitió ningún vehículo privado a motor. Un inusual rumor de bicis y patines resonaba en las calles. Incluso aparecieron milaneses a caballo. Hubo el doble de autobuses y tranvías -el billete valía para toda la jornada-, en especial hacia el estadio de San Siro, donde jugaba el Inter. El responsable medioambiental de la región, Franco Cristiani, sugirió a los ciudadanos bajar uno o dos grados las calefacciones, como medida adicional.Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Turín y Milán se registra la más alta concentración de partículas en suspensión de Europa occidental, lo que afecta sobre todo a niños, ancianos y personas asmáticas, enfermedad por la que fallecen al año 80.000 personas en el continente.
"Terapia"
El ministro italiano de Medio Ambiente, Edo Ronchi, anunció el pasado martes la inmediata entrada en vigor de una "terapia de desintoxicación". Una treintena de ayuntamientos -entre ellos los de Roma, Milán, Turín, Nápoles, Florencia, Génova, Venecia y Palermo- se han solidarizado con la iniciativa del domingo ecológico, que supone prohibir circular a los coches por las ciudades el primer domingo de cada mes, de las diez de la mañana a las seis de la tarde. Las autoridades municipales quieren concienciar a la población sobre la necesidad de un transporte público alternativo. El domingo ecológico comenzará a ponerse en práctica el 6 de febrero y durará hasta el 7 de mayo. En Roma ya existe una prohibición para vehículos sin catalizador durante determinados días .
En España, el pasado martes, el Ayuntamiento de Valladolid anunció que el transporte público será gratis cinco días al año. Además, la ciudad celebrará un Domingo Sin Coche al trimestre y, en septiembre, el Día Europeo Sin Coche. El programa será voluntario y no habrá medidas coercitivas.
El problema en Italia es que las distinciones entre vehículos con y sin catalizador no han redundado, por su dificultad práctica, en una mejora medioambiental. Y los más pesimistas recuerdan que el pasado 22 de septiembre, 92 ciudades italianas se adhirieron al Día Europeo Sin Coche, pero en Roma resultó un fracaso, porque la circulación tuvo más o menos la misma intensidad que cualquier otro día.
En España el Día Sin Coches, celebrado el 30 de abril, obtuvo resultados dispares. Mientras en Barcelona la disminución de coches privados fue entre un 12% y un 15%, en Madrid no se apreció. El alcalde madrileño, José María Álvarez del Manzano, acusó a los responsables barceloneses de "hacer trampas" y cortar calles al tráfico rodado. "En Madrid somos libres", añadió. El primer teniente de alcalde de Barcelona, Xavier Casas, le replicó: "Quien se pica, ajos come". Y el candidato de CiU a la alcaldía, Joaquim Molins, afirmó: "El señor Álvarez del Manzano no es quién para dar lecciones de libertad a los barceloneses, y mucho me temo que a nadie".
En Italia hay precedentes de éxito en cuanto a restringir la circulación, aunque motivados más por la economía que por la ecología. El domingo 3 de septiembre de 1973 varias ciudades cortaron la circulación, en un programa de austeridad por la crisis del petróleo causada por la guerra árabe-israelí.
Los grupos ecologistas italianos, aunque aplauden las restricciones previstas a partir de febrero, las ven insuficientes y afirman que, sólo por contaminación, mueren al año en el país unas 15.000 personas.
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